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Las cifras del Festival de Otoño delatan que más de 150.000 espectadores han ido gratis

Jaime Lissavetzky reivindica, como positiva, la gran dispersión de la muestra

"Reivindico la dispersión" dijo ayer Jaime Lissavetzky, consejero de Educación y Cultura de la Comunidad, cuando oyó hablar de gran dispersión como crítica al Festival de Otoño, cuya edición de 1994 finalizó el domingo tras programar 160 espectáculos en 10 semanas. Esta desbordante oferta ha producido satisfacción en la organización, desborde entre espectadores y algún que otro cabreo entre compañías y teatros. El balance oficial de la muestraofrece 235.869 espectadores (aumenta el 28,6% con respecto a la edición anterior) y unos ingresos por taquilla de 168.773.354 pesetas, con una media de 2.000 pesetas por butaca. ¿Han entrado más de 150.000 espectadores por la cara?

Las cifras han sido aportadas por la Comunidad de Madrid, representada por Lissavetzky; Carlos Jiménez, director del CEYAC, y Agustín Tena, di rector del Festival de Otoño. Un total de 235.869 espectadores han asistido a 798 represen taciones de 160 espectáculos (y no 131 como dice la organización), con unos ingresos por taquilla de 168.773.354 pesetas. Algunos espectáculos se han podido ver gratis (muy pocos); otros, a 6.000 pesetas la butaca (muy pocos), y la mayoría, en tre las 1.000 y las 3.000 pesetas. En la propia Comunidad ase guran que la media que se ha pagado por butaca y espectador ha sido de 2.000 pesetas. Ello significaría que sólo han pasado por taquilla 84.386 es pectadores y que los restantes 151.483 han entrado gratis, bien colándose, bien invitados por el propio festival.

Más promoción

Tanto el consejero como Tena y Jiménez se mostraron ayer satisfechos con el balance que ellos ofrecen del Festival, en el que, además de la sección oficial de música, teatro y danza, se han desarrollado ciclos de cine, exposiciones, la feria de obra gráfica Stampa 94 o la ya popular, Muestra Alternativa Internacional de Teatro, donde acuden casi cien montajes de pequeña producción realizados por jóvenes creadores. Para el año que viene todos coinciden en afirmar que el festival será reforzado económicamente.

Alfonso Pindado, director de la Muestra Alternativa, es el primero en reconocer que ellos han colaborado en la, saturación: "Ya lo hemos reflexionado, junto con la CAM, y en el futuro va a estar más regulado y planificado, con menos compañías; de hecho reduciremos los grupos en un 50%", dice el director, quien opina que la muestra ha crecido en el marco del Festival de Otoño y, en principio, quieren seguir unidos a este evento. Pindado cree que hay que incidir en la promoción y publicidad para que no ocurran cosas como con el actor Jorge Gorosco (premio al mejor actor de la muestra), que tuvo problemas de público a pesar de su más que interesante trabajo.

La anécdota más injusta que seguramente se ha producido en el Festival de Otoño ha sido la vivida por la compañía británica (con nombre francés) Teatro de Complicité y su espectáculo La calle de los cocodrilos. Público y crítica lo han calificado como lo mejor de la muestra. Estuvieron cuatro días. El Festival suspendió la rueda de prensa con ellos porque pensaban que no iría ningún informador e hizo que estrenaran el mismo día que otra obra (también del festival) de Jaime Salom. La tradición y la profesión marca que cuando coinciden dos estrenos hay que ir al de autor español vivo, y si los dos son españoles con buena salud, al más mayor. Todos fueron a Salom. El segundo día la crítica acudió a los ingleses. El tercer día se escribió y se publicó el cuarto y último día de representación (algunos no pudieron ni llegar ahí). Todos los críticos señalaban que estábamos ante una obra maestra. Conclusión: la compañía actuó tres (tías casi sin público y el último día con lleno hasta la bandera y problemas de, orden público en la puerta.

Otras salas, como la Cuarta Pared o Ensayo 100, han visto que las fechas que menos público han tenido han sido las coincidentes con el Festival de Otoño. Además, muchas salas de pequeño formato señalan que han sido maltratadas y discriminadas porque la atención se la han llevado los grandes teatros: "Desde la propia organización se ha hecho coincidir nuestros estrenos con otras cosas, lo que provocaba que no se enterara el público", dicen, a lo que añaden Jorge Eines y Javier Yagüe, directores de salas alternativas: "Hay una idea de reivindicar la calidad sobre la cantidad, lo que nos parece voluntarista, que no quiere decir profesional", dicen.

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