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El agravamiento de la sequía obliga al Gobierno a preparar medidas de emergencia

El Gobierno baraja la adopción de nuevas medidas de emergencia ante la nula recuperación de las reservas de agua que se ha producido en el transcurso del otoño, según fuentes del Ministerio de Obras Públicas. El acopio de recursos hidráulicos en una época tradicional para el almacenamiento ha sido tan desesperanzador que se presume un invierno con restricciones en la mitad sur de la Península. A los cortes que padece Cádiz desde hace más de un año se han sumado los de Jaén y Granada. Un informe elevado al último. Consejo de Ministros revela una situación crítica que se arrastra desde 1992.

El ciclo de sequía prolongada que se cierne sobre la mitad sur de la Península desde hace más de cuatro anos no acaba, en contra de las impresiones surgidas a comienzos del otoño, que prometía una temporada prolongada de lluvias. Éstas fueron breves y sólo sirvieron para remojar la superficie de la tierra resecada después de atravesar varios meses sin recibir una sola gota de agua.El Consejo de Ministros del pasado viernes estudió un informe del Ministerio de Obras Públicas en el que se retrata un panorama desolador en la mitad meridional. El mismo Madrid, que apuntaba una recuperación excepcional a comienzos del ano hidrológico (de octubre a sep tiembre), ha registrado un des censo continuado de sus reservas que se han situado al mismo nivel que la media de los últimos cinco años, en los que llegó a prohibirse el riego de los jardines privados (primavera y verano de 1992).

En estos momentos las reservas están en niveles inferiores a los del año pasado. Los frentes lluviosos de octubre no han producido escorrentías (afloración de manantiales y vetas de agua tras rebasar sus depósitos o cauces naturales), de manera que los pantanos no han recibido ni una sola gota de aportación a sus reservas, de las que se sigue tirando sin pausa.

Las fuertes precipitaciones que hubo en Levante han resultado inútiles. Se produjeron sobre la franja del litoral, una zona llana sin medios para retenerlas.

"Da vergüenza"

Las cuencas de los ríos Guadiana, Guadalquivir, Segura y Júcar se extienden a lo ancho de las autonomías de Castilla-La Mancha, Éxtremadura, Andalucía, Murcia y Valencia tienen sus reservas al 76% del nivel que se mantuvo a la largo de 1993 y al canzan tan sólo un 63% del volumen que poseían hace dos años por estas mismas fechas. "Da vergüenza decirlo, pero la realidad es que nos encontramos , en unos niveles que no alcanzan ni la mitad de la media anual que se podría considerar normal", decía apesadumbrado un alto ejecutivo del Ministerio de Obras Públicas. La sequía que el país arrastra desde hace años ha costado 37.000 millones de pesetas sólo en la realización de obras de emergencia para poder hacer frente a las deficiencias de abastecimientos en poblaciones de alto número de habitantes. Gracias a estas obras se han evitado más restricciones de las que hoy padecen un millón de residentes en un radio de 40 kilómetros en tomo a Cádiz, y a los que se han sumado más recientemente las ciudades de Jaén y Granada.

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Según el balance de agua embalsada en la última semana de noviembre, las cuencas que nacen en tomo a los Montes Universales (Tajo, Segura y Júcar) ofrecen cifras desoladoras. El sistema de Entrepeñas y Buendía, fuente del trasvase Tajo-Segura, dispone de 281 hectómetros cúbicos (tan sólo el 11,36% de su capacidad), 106 menos que el año pasado; el Segura cuenta con 88 hectómetros, frente a 90 el año pasado (el más seco del siglo en Murcia) y los 133 que es la media de los últimos cinco años. El sistema compuesto por los embalses de Alarcón-Contreras, que equilibra el trasvase Tajo-Segura y nutre a la Comunidad Valenciana, tiene sus reservas a menos de la mitad de las del año pasado: 73 hectómetros, frente a 191 en 1993.'El conjunto del Tajo dispone de 538 hectómetros (554 en 1993). Dentro de esta cuenca destaca el caso de Toledo, donde las reservas disponibles para su abastecimiento se limitan a tres hectómetros cúbicos.

En la cuenca vecina del Guadiana, el sistema Cíjara-Zújar, dedicado a abastecimientos, se encuentra al 10, 13% de su capacidad, mientras el conjunto de los embalses del río apenas alcanza un 12,4% del agua que podría almacenar.

No es menos pesimista el panorama del Guadalquivir. Sus pantanos apenas superan el 10,9%. En este caso, las perspectivas del abastecimiento de Sevilla no son nada halagüeñas. Sus reservas no superan la cuarta parte de las disponibles el año pasado por estas fechas, que al ser tan dramáticas hubo de recurrirse a tomas directas del río para no tener que aplicar restricciones. Ahora mismo hay 42 hectómetros cúbicos, la mitad de lo que suministró en 1993 la compañía suministradora Emasesa al área metropolitana de Sevilla para todo tipo de usos.

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