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La gran patronal catalana se desmarca de la CEOE y del PP y se acerca a Pujol

La próxima renovación en la presidencia de la patronal catalana Fomento del Trabajo Nacional supondrá un acercamiento de la entidad al presidente de la Generalitat, Jordi Pujol. La hegemonía civil del nacionalismo y el respaldo de Fomento a la política presupuestaria del Gobierno y de Convergéncia i Unió (CiU) han abierto una brecha en la CEOE, acentuada con acritud por su presidente, José María Cuevas, muy proclive a las posiciones del PP. Por su parte, Cuevas "no tiene intención de proponer al nuevo presidente de Fomento, Antonio Algueró, una vicepresidencia de la CEOE" como ha sido costumbre hasta ahora, admiten medios de la organización empresarial.

El apoyo de la patronal catalana a la economía productiva -Postulado por CiU como base de su coalición con el Gobierno- ha deteriorado la unidad de criterio y de acción en el seno de la CEOE por primera vez desde su fundación en 1977. Fue precisamente en el momento de la creación de la CEOE -fruto de una articulación propulsada por Carlos Ferrer Salat, José Antonio Segurado y Agustín Rodríguez Sahagún, y José María Cuevas -antiguo jefe de gabinete del exministro del Interior, Rodolfo Martín Villa- cuando Fomento se vinculó al con unto de organizaciones empresariales, articuladas en una única patronal.Ahora, la confederación empresarial, amparada tras el mutismo habitual de Cuevas en momentos difíciles, está claramente enfrentada a su organización territorial en Cataluña, según miembros de la junta directiva de Fomento. El futuro presidente, Antonio Algueró, y el actual vicepresidente de la patronal catalana, Juan Rosell, reconocen que el diálogo con la CEOE es cada día mas difícil.

El papel del IEF

El distanciamiento entre Fomento y Cuevas se va acentuando en la medida en que los empresarios catalanes dan soporte, indirectamente a través de CiU, a la estabilidad del Gobierno socialista. Esta tendencia se hace todavía mas evidente por el hecho de que la renovación de Fomento está siendo alimentada en parte por los miembros más activos del Instituto de la Empresa Familiar (IEF) - Mariá Puig, Joan Molins y Lluis Carulla, entre otros-, afines al vicepresidente del Gobierno Narcís Serra.

Alfredo Molinas, que será sustituido por Antonio Algueró en la presidencia de Fomento el día 22 de este mes, ha sometido el relevo en la cúpula de la organización empresarial al placet de Pujol. Con esta aproximación, los dirigentes empresariales persiguen, además, el respaldo institucional del ejecutivo autonómico para absorber a la Pimec -la patronal de la pequeña y mediana empresa, afin a Unió Democrática, el partido coaligado a Convergéncia-, y a la organización Sefes, influyente en los sectores metalúrgico y de transportes.

Después de su elección en Fomento, fruto de una candidatura única de consenso, Algueró -en la actualidad responsable de la comisión de relaciones laborales de la CEOE- no será nombrado vicepresidente de la patronal española. Por primera vez, la confederación no contará con la representación en su cúpula del máximo dirigente de su organización territorial en Cataluña. De momento, Cuevas propone la permanencia en este cargo de Alfredo Molinas, sin esconder la causticidad de un continuismo propiciado por las afinidades personales e ideológicas que unen a ambos.

La aproximación de Fomento a la Generalitat reabre el clima de entendimiento político entre los industriales catalanes y el nacionalismo. Este nuevo consenso cuaja pocos días antes (le los comicios a la presidencia de Fomento y después de un paréntesis de 15 años en los que la CEOE en Cataluña ha bloqueado la agitación civil del empresariado por la vía del burocratismo, el refrendismo de sus dirigentes, el conservadurismo político y la ausencia de representatividad. Con todo, la situación actual tiene una cierta similitud con la coyuntura política de 1980, año en que Jordi Pujol accedió por primera vez a la presidencia de la Generalitat y en plena campaña obtuvo el respaldo público de la gran patronal.

Salto cualitativo

La mirada atenta de Fomento a la sede del poder autonómico en la Plaza de Sant Jaume de Barcelona, representa, a criterio de los sectores más nacionalistas, un salto cualitativo con el pasado entreguista de los industriales y financieros tan pendiente del poder económico del Estado como atentos a las soluciones gubernativas cuando se trata de frenar la fuerza del movimiento sindical. Apellidos como Bertrand i Serra, Muntades, Sedó, Gari, Garriga y Nogués, Amat, Güell y Viladomiu -herederos de la diáspora burguesa refugiada en la España Nacional durante la contienda civil- ocupan todavía puestos de honor en Fomento. Ahora algunos de ellos mantienen su huella vitalicia, representados por sus descendientes en los órganos rectores de la patronal, que ha presidido 16 años el antiguo sindicalista vertical, Alfredo Molinas.

El diálogo catalán entre indústriales y políticos recibió un primer impulso a principios de siglo cuando el entonces presidente de Fomento, Aureli Ras, fundó la Sociedad de Estudios, Económicos -auspiciada por la Lliga de Cambó.

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