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Pocos cambios, muchas enmiendas

El proyecto de Presupuestos Generales pasa el trámite del Congreso

"España necesita, después de la pasada por la izquierda, una pasada por las libertades". Con esta frase cerraba el diputado popular Cristóbal Montoro su intervención en el Pleno del Congreso, el Jueves pasado, cuando quedó aprobado el proyecto de ley de Presupuestos Generales del Estado para 1995, que ahora empezará a discutirse en el Senado. Juan Pedro Hernández Moltó, socialista, intervino después para pedir al PP que rectificara, tras recordarles que la previsión que hacían hace un año sobre los Presupuestos y la economía en general ha resultado un absoluto fracaso.

Ese fue el principio y el final del debate en el Congreso del proyecto de Presupuestos. En medio queda el trabajo de casi dos meses, las enmiendas que se han presentado y unos cuantos enfrentamientos políticos más o menos importantes.

De un total de 1.800 enmiendas presentadas, 130 han sido incorporadas al proyecto en el trámite parlamentario del Congreso. La mitad fueron propuestas por los propios grupos que apoyaban desde el principio la ley. La autoría del resto de lo aceptado se lo reparten los otros grupos parlamentarios, casi en proporción directa a su importancia numérica.

El Partido Popular ha. visto como se le aprobaban más de 20 enmiendas -las menos importantes, en su opinión- e Izquierda Unida obtenía votos suficientes para colar una docena de iniciativas. Pero estas cifras son engañosas. Una parte importante de las enmiendas del PP que fueron aceptadas lo han sido más por un enfado de CiU con el PSOE -traducido en romper el acuerdo de votar en el mismo sentido ambas formaciones políticas- que por convicción de la bondad de dichas enmiendas. IU vió como los votos del PP y de CiU provocaban la desagradable sorpresa del ministro de Obras Públicas, José Borrell, cuando presenció cómo se aprobaba la declaración de interés general de un canal de riego en Lérida, obra que no entraba entre sus prioridades.

En estos enfrentamientos concretos se ha querido ver una cierta ruptura del pacto parlamentario entre socialistas y CiU. Pero las aguas volvían a su cauce de forma inmediata, una vez que lo que, en el fondo, no eran más que escaramuzas ante la galería, cumplían los objetivos deseados.

La discusión de los Presupuestos ha servido, sobre todo, para volver a mostrar lo que cada grupo parlamentario piensa que está ocurriendo con la economía española y su idea sobre el modelo (le política económica que pueda ayudar a una recuperación más fuerte y duradera.

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Porque el proyecto en sí apenas ha sido modificado en cuestiones esenciales. La estructura de ingresos ha sufrido ligeros retoques y la de gastos todavía menos. El grupo ¿le CiU, que negoció con el Gobierno el proyecto, decidió retirar finalmente algunas enmiendas que afectaban a los ingresos, como la que buscaba que sólo se subiera un punto el IVA medio y no todos los tipos de ese impuesto.

En gastos, las mayores modificaciones corresponden a la enmienda que ha levantado la acampada de la plataforma del 0,7%, y a la introducción de la familia numerosa para las de tres hijos, aunque el coste mayor de esta medida se retrasa hasta el año 1996.

Pero, posiblemente, el mayor gesto político de todo el debate fue el intento frustrado del PSOE y de Convergència i Unió de proponer una transacción al PP para aprobar una declaración política por la que el Gobierno se comprometía a que todo incremento de ingresos por encima de los previstos se destinaría a reducir el déficit público. El Grupo Popular se negó a aceptar la transación por entender que decirlo únicamente en la exposición. de motivos "no obliga a nada al Gobierno". En el Senado se introducirá esa modificación.

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