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Los comercios de Madrid, convocados a cerrar hoy por el asesinato de un tendero

La Confederación de Empresarios de Comercio al por Menor de Madrid (Cecoma) ha convocado para hoy un cierre de comercios en la capital y una concentración frente a la tienda de Felipe Gómez, de 38 años, minorista de ultramarinos de Carabanchel asesinado a goIpes en la noche del viernes 18 de noviembre. El suceso ocurrió en su establecimiento, situado junto a un paraje donde el tráfico de drogas se instaló hace años. Tres días más tarde, el asesinato de dos taxistas paralizaba la ciudad y situaba la búsqueda del presunto homicida como tarea prioritaria para la policía. Eso aumentó el malestar de los comerciantes, que, consideraron relegado policial y socialmente el caso de su compañero.La Asociación de Vecinos de Pradera Tercio Terol -zona donde se ubica el comercio de Felipe Gómez- había enviado el 13 de octubre, más de un mes antes del asesinato, la siguiente carta a la Delegación del Gobierno: "Por la presente ponemos en su conocimiento que hay una zona de nuestro barrio en la que la inseguridad es patente, con asaltos a personas, tiendas, bares, vehículos, por lo que los vecinos están muy alterados. Este es el barrio de San Isidro, en Carabanchel, y la zona en cuestión es en torno a las calles de José Duban, Almendralejo, Arroyo de Valdeceladas, José Montalvo, Juan José Bautista y Zaída". Precisamente en la calle de Zaída, 15, alrededor de las 22.20 horas de la noche del viernes 18 de noviembre, Felipe Gómez Pérez murió asesinado por ocho golpes -cinco de ellos mortales- que le asestó un ladrón.

A la carta siguieron varias reuniones, la primera el 3 de noviembre, con jefes policiales de Latina y Carabanchel, así como con el jefe de Seguridad Ciudadana de Madrid. Los vecinos recibieron información detallada sobre intensificación de controles, detenciones de traficantes, despliegues policiales mediante patrullaje constante, dice Nicolás Sánchez, presidente de la asociación. Pese a ello, el asesinato se consumó dias después.

La carta se encuentra pegada con esparadrapo, a modo de bando, en los muros de numerosos comercios del área, junto a otra, redactada a mano y con las palabras iniciales resaltadas en negro: "¡Ojo! Necesitamos unir nuestras fuerzas. Los comerciantes vecinos de nuestro compañero Felipe Gómez Pérez, asesinado el pasado 18 de noviembre, te convocamos al cierre de tu establecimiento el 29-XI-94 y a la manifestación en la puerta de su comercio, en la calle de Zaída".

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Los vecinos piden rigor a los jueces

VIENE DE LA PÁGINA 1La zona donde se produjo el asesinato del comerciante se encuentra cerca de la Vía Carpetana, detrás del cementerio sacramental de San Isidro. Allí, junto a una gasolinera, se lee un cartel con dos lemas; dicen: "¡¡No más asesinatos!!". "¡¡Jueces responsables!!".

El barrio, de casas de ladrillo de poca altura, posee una tristeza especial. Todas las plantas bajas de las edificaciones, además de la treintena de locales comerciales que aún quedan abiertos, se guarecen con rejas frente a robos y atracos.

Justo enfrente del barrio se levanta un promontorio donde se hallan desperdigados numerosos electrodomésticos, a lo largo de una rampa natural donde se alinean decenas de casitas prefabricadas en las que habitan familias gitanas.

"Con ellos no hubo problemas, nos conocíamos todos y la convivencia era buena", asegura Eugenio González Pérez, de 47 años, natural de Candeleda, en Ávila, propietario de un comercio cercano.

Gentes de todas partes

El problema radica en otra loma cercana, sobre lo que iba a ser el parque de la Cuña Verde. "Vienen gentes de todas partes a por droga. De noche se les puede ver junto a las hogueras. Cuando no llevan dinero para sus dosis, los que se encuentran desesperados bajan aquí y hacen cualquier locura para procurárselo".

González se lamenta: "Muy pocas aseguradoras se atreven ya a cubrir los gastos derivados de las numerosas roturas de cristales que sufrimos".

Y recuerda a su amigo fallecido: "Nos llevábamos bien, hacíamos quinielas juntos. Sólo tenía 38 años y ha dejado dos hijos de 10 y 12 años". Eugenio González, mientras conversa, coloca sus productos ultramarinos sobre los estantes de su comercio, al que sólo una carnicería separa de la tienda, también de ultramarinos, en la cual encontró la muerte Felipe Gómez.

El carnicero Manuel García, extremeño de 47 años, pared con pared con el comercio asaltado, esconde su abatimiento pero se muestra firme. "No podemos seguir así. Tenemos que dar un paso al frente", dice. El duda de que el autor del crimen fuera drogadicto. "¿Qué pedimos?, pues lo mismo que el padre de las niñas de Alcásser: que los delincuentes no salgan tan pronto de la cárcel", agrega. "Por eso, los comerciantes de Carabanchel, y todos los que quieran venir, cerraremos unas horas antes nuestros comercios. Nos vamos a concentrar por la tarde enfrente de la tienda de Felipe. Ya veremos lo que hacemos después. Desde luego, no vamos a dar palos a los que abran sus tiendas", y subraya que se trata de una manifestación pacífica.

La concentración ha sido convocada por la Confederación Española de Comercio al por menor (Cecoma), que asocia a 64.000 minoristas madrileños, y que ha llamado igualmente a un cierre patronal (se prevé que tenga mayor repercusión en Carabanchel que en el resto de la ciudad). Su presidente, Salvador Santos Campano, ha dirigido una carta a Pascual Sala, presidente del Consejo General del Poder Judicial.

En la carta asegura que, entre los comerciantes, está muy extendida la sensación de la impunidad de los delincuentes, quienes parecen ser los únicos para los que rigen las garantías de los derechos reconocidos por nuestra Constitución, con olvido de los derechos ciudadanos de los que sufren en sus propias carnes la delincuencia". Santos Campano agrega que las denuncias de asaltos se han reducido, "porque los comerciantes han de acudir a juicio junto con los asaltantes", hecho que, a su juicio, les disuade de proceder contra éstos por temor a represalias.

En Carabanchel (228.000 habitantes), vecinos y comerciantes coinciden en que sólo el rigor de la justicia puede acabar con la inseguridad. En Zaída, 15, la tienda donde fue asesinado Felipe Gómez, dos carteles insólitos, escritos a mano sobre fondo blanco y anaranjado, mostraban ayer un texto tras las rejas que sellan el local: "Cerrado por asesinato".

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