Una pinza de la izquierda y la derecha 'tories' amenaza el liderazgo de Major
Hoy no será, después de todo, el peor día de la semana para el primer ministro británico. Partidarios y adversarios de John Major en el seno del Partido Conservador -que cuenta con 336 diputados de los 651 que integran la Cámara de los Comunes- reconocen ya abiertamente que el Gobierno ganará la votación de esta noche sobre el nuevo presupuesto de la Unión Europea. La amenaza, ahora, para el siempre frágil liderazgo de Major se centra en el anunciado propósito del sector más rebelde de los tories de presentar el miércoles un nuevo candidato que dispute a Major el mando del partido y del Gobierno. Durante el fin de semana, radicales de derecha intentaban formar una pinza con los descontentos de izquierda para obtener los 34 votos necesarios para disputar el puesto a Major.
La intensidad de los rumores amenazantes para John Major era ayer tal que el ministro del Interior, Michael Floward, se sintió en la obligación de desmentirlos con fuerza durante una entrevista con la BBC. Según Howard, aunque los disidentes consigan presentar la moción, sólo obtendrán una votación ridícula.Las palabras de Howard no conseguirán llevar la tranquilidad al número 10 de Downing Street. Según las reglas del Partido Conservador, se puede contestar la figura del líder si 34 parlamentarios lo solicitan en un plazo que no debe exceda de 14 días desde la inauguración del curso parlamentario.
En ese plazo, el eventual candidato alternativo debe presentar la moción de cambio, apoyada por las 34 firmas, al líder del Comité 1922, Marcus Fox. El plazo se cumple el jueves, con lo cual el miércoles se ha convertido en el último día hábil para presentar este nuevo desafío al primer ministro. La mano encargada de levantar el puñal será tal vez la del ex canciller del Exchequer, Norman Lamont, aunque anoche el ex canciller lo negó rotundamente: "Estoy muy a gusto como parlamentario de base". A pesar de su negativa, la estrategia es sospechosamente similar a la que acabó en 1990 con la brillante carrera de Margaret Thatcher. La idea es que Lamont sea sólo el señuelo que arrastre a los descontentos a votar contra Major en una primera vuelta. Sería Michael Heseltine, ministro de Industria y principal adversario en su día de lady Thatcher, el verdadero candidato en la sombra para suceder a Major.
La suerte de este reto parece dudosa, no sólo porque la historia demuestra que en Major los conservadores han encontrado al líder sin carisma más correoso de su historia, sino porque, hasta las propias encuestas le apoyan por una vez. Según un muestreo realizado por el rotativo Sunday Telegraph entre 100 presidentes de circunscripciones tories, sólo el 10% se mostraba descontento de la actuación de Major.
Venganza 'euroescéptica'
Lo cierto es que los rumores sobre esta inminente réplica a Major podrían interpretarse también como una venganza de los euroescépticos, arrinconados por el aparato del partido y conminados por la amenaza del Gobierno a apoyar la nueva ley que prevé un aumento de la aportación británica al presupuesto de la UE.Un amplio sector del partido, incluidos no pocos antieuropeos, han anunciado que en este espinoso asunto votarán con el Gobierno. A su juicio es una cuestión de principios apoyar un compromiso firmado por Major en la cumbre de Edimburgo hace dos años.
Para otros es un compromiso intolerable, pero la amenaza del Gabinete de Major de dimitir en bloque si la ley no recibe el apoyo necesario, ha causado efecto. Pese a los rumores de que más de, 18 parlamentarios tories se habían juramentado para votar en contra de ella, esta vez el pulso ha sido ganado por el Gobierno que ha dispuesto de los nueve votos del Partido Unionista del Ulster, la cuarta fuerza parlamentaria en Westminster.
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