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Un decenio de debates regionales

Cuando Joaquín Leguina dejó el Congreso de los Diputados y se hizo presidente de la Comunidad de Madrid, hace más de 11 años, el paro (21% de la población activa) se agarraba con fuerza a una autonomía de 178 municipios. Los primeros debates sobre el estado de la región recogieron aquel problema. La oposición cargó contra el PSOE por "no invertir para luchar contra el paro". También combatió, en aquellos primeros balbuceos de la autonomía, la idea de Leguina, convertida en Ley, de cobrar un 3% sobre el Impuesto de la Renta de las Personas Físicas de los asalariados. Alianza Popular, hoy PP, montó tenderetes en las principales calles y consiguió 100.000 firmas contra el impuesto. Su diputado José López, que aún mantiene escaño, vaticinó: "será la tumba de Leguina". Se derogó la ley del impuesto y Leguina no ingresó en el camposanto.En 1987, el PSOE perdió su hegemonía en las urnas y buscó aliados en las filas de IU y del CDS. En el debate sobre el estado de la región de aquel año (5 de noviembre), Leguina encajó las críticas del CDS con una sonrisa: "Estoy de acuerdo con usted, incluso cuando me riñe porque no estamos de acuerdo", le dijo al portavoz centrista, Fernando Castedo. Pero este dirigente no se encogió: "Un fantasma recorre la Comunidad de Madrid: la socialtecnocracia". El CDS pactó con el PSOE: su diputada Rosa Posada subió hasta el sillón de la presidencia de la Asamblea de Madrid. Dos años después, rompieron el acuerdo pero retuvieron el cargo. Hoy Posada milita en el PP.

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El peor año de Leguina fue 1989. Centristas y populares confirmaron su romance y, atacados por el PSOE en el Ayuntamiento -les capturaron dos concejales-, registraron su candidatura a la presidencia regional, mediante moción de censura. Superada la prueba -Piñeiro, fugado del PP, mantuvo con su abstención al Gobierno socialista-, Leguina propuso pasar "de la tensión al diálogo". (22 de noviembre de 1989). Pero el aspirante Alberto Ruiz Gallardón, que se quedó sin presidencia, no olvidó: "Madrid nunca va a perdonar el afán de Leguina por mantenerse en el poder".

Un año después, sin aliados políticos suficientes, Leguina habló con los sindicatos y pactó un Plan de Empleo Regional. El 25 de octubre de 1990 se comprometía, en el debate sobre el estado de la región, a incluir ese acuerdo en los presupuestos.

Se acabó la segunda legislatura, las urnas se tragaron al CDS y Leguina, que volvió a perder, pudo gobernar en paz, de 1991 a 1994, por el apoyo de IU. Los debates parlamentarios descubrieron entonces choques dialécticos apabullantes entre Leguina y Ruiz Gallardón.

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