El empresario se considera un chivo expiatorio

Francisco Berga se considera una especie de chivo expiatorio y víctima de cargos exagerados, según declaraciones efectuadas ayer en su lugar de detención. Según el empresario, sus clientes estaban enterados del destino de sus inversiones porque se les informaba puntualmente y podían hacer las declaraciones fiscales correspondientes. "Pero ahora dicen que no sabían", se lamentó.Berga pidió "paciencia a los que perdieron su dinero porque lo recuperarán". Aunque evitó pronunciarse sobre las cantidades de dinero que a su juicio pueden estar sujetas a lo que denominó un "delito menor", insistió en que las sumas por las que la justicia lo reclama tienen "muchos ceros de más". También aseguró que se pretende convertirle a él en "el hombre más buscado".

"No digo que tuviera poco o mucho que ver, pero yo no lo sé todo, entre otras cosas porque es prácticamente imposible saberlo todo", subrayó Berga al señalar que en sus empresas había responsables específicos de diversas áreas como cartera de inversión, captación de clientes o tesorería. Sobre la eventual relación de sus sociedades con partidos o personalidades políticas, dijo que prefería preguntarse "por qué razón tendríamos que financiar a partidos políticos".

Berga, cuya situación legal en Panamá no está clara, dijo que se había marchado de España "por diversas razones" entre las que destacó las graves dolencias que sufrió el año pasado y la "situación física y psíquica extrema" en que llegó a encontrarse en su trabajo. El detenido, que se ha afeitado su poblada y característica barba, aparentaba estar tranquilo e insistió en declararse víctima de acusaciones infladas.