Dragados afirma que asumió la empresa a precio tasado por independientes
La empresa Dragados y Construcciones, compradora última de Talleres Palomino, asegura que la valoración de los, activos de esta sociedad en 385 millones la realizó "una empresa independiente de tasaciones". La transferencia de terrenos, naves y oficinas de Talleres Palomino al balance de Dragados se hizo en 1993, cuando la constructora adquirió la mayoría de Control y Aplicaciones (CAE). Esta empresa había adquirido en 1989 a Francisco Palomino, cuñado de Felipe González, la sociedad familiar en la que participaba.
En el momento de la venta a CAE por 310 millones de pesetas, Talleres Palomino, dedicada a la calderería y a las instalaciones industriales, registraba una difícil situación. Según el diario El Mundo, Talleres Palomino se encontraba en quiebra técnica. Fuentes próximas a CAE han señalado que la compra fue negociada por Palomino y dos directivos de Control y Aplicaciones (CAE): su presidente, Roberto Alcalde, y Manuel Ribasés. Estos dos últimos abandonaron CAE. Alcalde dirige actualmente la Cadena de tiendas Coronel Tapioca. Ribasés trabaja en la empresa Cator, de Barcelona."Empresario modesto"
Palomino, que se autocalifíca de "empresario modesto", ha explicado que el precio pagado por Talleres Palomino tuvo en cuenta el fondo de comercio de la empresa familiar, así como las expectativas de negocio generadas en aquel momento por la Exposición Universal de Sevilla. Palomino permaneció en la empresa tras su venta en calidad de presidente. A este respecto, el cuñado de González aseguró que fue un compromiso con los compradores para ayudarles a introducirse en el negocio.
Este periódico no ha podido localizar a los dos ex directivos de CAE para conocer su versión sobre la operación. Quien sí ha explicado el papel que jugó en la polémica venta ha sido la empresa Dragados y Construcciones, que en 1990 inició la toma de Control de CAE: "En 1993, siendo ya Dragados propietaria del 98% de las acciones de CAE, y en el marco de una remodelación industrial de sus empresas, transfiere los terrenos de Talleres Itálica (antigua Talleres Palomino), así como las naves y oficinas sobre ellos construidas, al balance de Dragados, según escritura de compraventa de 15 de diciembre de 1993, por un importe de 385 millones de pesetas, en base a la valoración efectuada por una empresa independiente de tasaciones. Es decir, se trata, en definitiva, de una transmisión de activos entre una empresa del grupo Dragados y la matriz".
Talleres Palomino inició su actividad como sociedad anónima el primer día del año 1972, con la actividad de calderería como objeto social y con un capital de tres millones de pesetas, representado por 3.000 acciones. Constituyeron la sociedad Francisco Palomino Cantarell -la creó años antes (1949) como empresa familiar-, quien suscribió 2.775 acciones, y sus hijos Francisco, José Luis y María Teresa Palomino Romera, que suscribieron cada uno 75 títulos. Se nombró entonces administrador único a Francisco Palomino. En 1976, la sociedad realizó un incremento de capital de 1,5 millones de pesetas (1.500 nuevas acciones), de las que 1.389 fueron suscritas por Francisco Palomino Cantarell y 37 por cada uno de sus hijos.
Venta a CAE
El 20 de septiembre de 1989 se produce la venta a CAE. En esa fecha, Francisco Palomino Romera dimitió como administrador único de la sociedad. El mismo día se adoptó como sistema de administración el de consejo, nombrándose consejeros a Palomino (presidente), Roberto Alcalde Castillo (CAE), José lgnacio Moscoso del Prado y del Álamo, Javier Alfaro Drets, Manuel Ribasés Fernández (CAE), Juan Ruiz Canales y Juan Bautista Díaz González.
El 3 de enero de 1990, el consejo de Talleres Palomino, SA, aceptó la dimisión de todos sus consejeros, con excepción del propio Francisco Palomino y Javier Alfaro Drets, quienes, junto a Fernando Torres Canadell -nombrado consejero en esa fecha-, quedan como los tres únicos consejeros de la sociedad.
El 27 de diciembre de 1990, y por orden del Ministerio de Economía y Hacienda, Talleres Palomino recibió una subvención de 30 millones de pesetas, condicionada a la realización de un proyecto empresarial consistente, entre otras cosas, en la construcción de una nave en la parcela múmero 81 del polígono La Isla de Dos Hermanas.
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