España, una 'potencia' en Mozambique
La pacificación de la ex colonia portuguesa abre camino a. una importante cooperación
ENVIADO ESPECIALCamarones y guardias civiles. Puede que Mozambique esté muy lejos de la cartografía de los sueños españoles, pero gracias a la operación de paz montada por las Naciones Unidas en esta antigua colonia portuguesa, España ha conseguido "equilibrar" la balanza. España es el primer socio comercial de Mozambique: paga por los camarones del océano Indico el 40% de las divisas que obtiene este inmenso país del sureste africano, pero no vende una escoba.
Al cabo de dos milagrosos años de paz, tras casi 26 de guerra (primero contra el colono portugués, después de confronto civil), los mozambiqueños acuden hoy y mañana a las urnas con una ilusión que recuerda el estreno de la democracia española. Cuarenta guardias civiles y 20 militares españoles participan activamente en las tareas de la Operación' de las Naciones Unidas en Mozambique (Onumoz) y supervisarán el -buen desarrollo de unas elecciones generales que representan una ocasión única para decir adiós a un amargo pasado.
Hace dos años, Maputo, la capital, que despliega un elegante trazado frente al mar, con antiguas villas coloniales, amplias avenidas y refrescante. vegetación, era una ciudad sombría. Las tiendas estaban vacías, las calles eran oscuras, sucias e inseguras, y los hoteles conjugaban la desolación y la escasez de la Europa, del telón de acero con el natural buen humor africano. Hoy, Maputo es una de las más agradables capitales africanas. Y la colonia española, que comparte el día con los restos de la burocracia comunista y la noche con la incipiente burguesía local en restaurantes, bares y discotecas, la disfruta y confía en que la nueva senda sea irreversible.
Plan de emergencia
Las elecciones son una incógnita. La Embajada española tiene un plan de emergencia por si las cosas empeoraran súbitamente. Pero la impresión general, desde el embajador, Francisco Vigueira, un gallego de 48 años, hasta Juan Diez" un capitán malagueño de 32, experto en inteligencia, observador militar de la ONU, les que "la guerra no volverá a Mozambique". El temor reside más bien en los posibles estallidos sociales provocados por la liberalización del régimen, los despidos masivos de las grandes empresas esta tales y las di Iocultades para conseguir empleo -en un mercado aún inexistente para los cientos de miles de refugiados que han vuelto y los casi 80.000 desmovilizados de la Resistencia Nacional de Mozambique (Renamo) y del antiguo Ejército gubernamental del Frente de Liberación de Mozambique (Frelimo).Los problemas "serían una cuestión de orden público" ' estima Pedro Palacios, teniente coronel de la Guardia Civil, jefe de enlace de la policía civil de la' Onumoz. Palacios, -que llegó a Maputo en julio pasado para vigilar, con agentes de otros 28 países, a la policía local, recibió el encargo de estudiar la reforma de la policía actual, a la que le falta motivación, medios, disciplina y espíritu democrático. Sólo espera que pase el periodo electoral para lanzarse a la tarea.
El Gobierno mozambiqueño está interesado en el "magisterio" español después del éxito de los ninjas (la policía de intervención rápida angoleña, entrenada por la Guardia Civil, que logró expulsar de las ciudades a la guerrilla de la Unita que, tras no aceptar la derrota electoral, decidió echarse de nuevo al mato) España ve con buenos ojos el pro yecto, que, si fuera aprobado está financiado por la Unión Europea y los países nórdicos.
Massaca I y Massaca II son apenas dos aldeas de unos 2.000 habitantes cada una, creadas cerca de Boane a unos 40 kilómetros al este de Maputo, por refugiados mozambiqueños regresados de África del Sur. Allí, en un paraje tan hermoso Como áspero, azotado por la sequía y en el que todavía quedan minas de una guerra que parecía interminable, una organización no gubernamental la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR), demuestra cómo a menudo son las pequeñas iniciativas las que acaban modificando la vida de la gente. Es un proyecto de refórestación y desarrollo que incluyó la construcción de un centro donde residen 80 meninos da rua (niños de la calle), abandonados, huérfanos y antiguos guerrilleros, que reciben comida, ropa y educación. Además de la construcción de pozos y de un vivero, el centro colabora en la creación de microempresas (costura, carpintería, electricidad y panadería) "para ayudar a los refugiados a reintegrarse", cuenta Jesús Quintana, de 30 anos, responsable de CEAR en Mozambique. En todo el país son ocho los proyectos de CEAR con un presupuesto de apenas 143 millones de pesetas.
Pero no es todo. En Mozambique se habla cada vez más portuñol (mezcla de portugués y español) y gallego. Cerca de 200 pescadores, gallegos en su mayoría, viven y pescan en la zona de Beira, la segunda ciudad y puerto del país. Tres grandes empresas se dedican en Mozambique a la explotación y exportación de crustáceos: dos de ellas, la primera y la tercera, Pescamar y Crustamoz, son compañías mixtas con capital español. Además, 14 españoles trabajan en. Médicos sin Fronteras de Mozambique. Español es el representante de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), Julio González, de 42 años, que cree que si la paz se mantuviera y se reabrieran carreteras y se limpiaran las minas (más de dos millones sembradas en todo el país), "Mozambique podría ser autosuficiente en tres años". La apuesta es muy grande. Es también una apuesta española. Tal vez así, además de comprar camarones y exportar guardias civiles, España consiga vender alguna escoba.
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