"Soy como el Tenorio, el escándalo va conmigo", dice Camilo José Cela

Relajado, distendido, chistoso y, como siempre, buen conversador, Camilo José Cela se mostró ayer totalmente ajeno a la polémica desatada -"muy a pesar mío"- en torno a los premios Planeta y Cervantes. Dijo que no le divierte encontrarse cada dos por tres en el ojo del huracán y que ve con "estupor el espectáculo". "Soy como el Tenorio, por donde quiera que voy va el escándalo conmigo". El escritor quiso rodearse de sus amigos para la presentación, ayer en Madrid, de La dama pájara (Espasa Calpe), un libro que reúne medio centenar de relatos, tres de ellos inéditos.

El propio Cela facilitó a la editorial la lista de personas que debían asistir al encuentro y allí estuvieron casi todos para celebrar el evento: Luis María Ansón, Francisco Umbral, Fernando Sánchez Dragó, Jaime Capmany, Pablo Sebastián... Unos y otros compitieron en mostrarse brillantes y dicharacheros. También se habló de política y, sobre todo, del libro de Ansón sobre el Conde de Barcelona. Para poder hablar de literatura, de La dama pájara y de Cela y sus polémicas, los periodistas tuvieron que "secuestrarle".El premio Nobel no dio importancia a las declaraciones de Miguel Delibes [que afirmó que le habían ofrecido el Planeta y criticó al jurado del premio] "Nó entro ni salgo en eso. Yo no he dicho ni una palabra. Jamás me he metido con nadie", afirmó Cela, que ni siquiera quiso entrar al trapo del Premio Cervantes, uno de sus temas favoritos.

Cela es un estajanovista de la literatura. Esta semana publica La dama pájara, más de 50 relatos, tres de ellos inéditos: el que da título al libro, La bandada de palomas y Vocación de repartidor. Los cuentos muestran el mejor estilo de Cela, la ironía cruel, la visión grotesca de la realidad, la fantasía y el surrealismo. En unos diez días, llegará a las librerías La cruz de San Andrés, la novela que acaba de ganar el Planeta y que, curiosamente, narra el suicidio colectivo en una secta. Y un poco más adelante publicará A bote pronto, una selección de sus artículos. Trabaja, además, en la recopilación de su poesía completa. "Ya está toda o casi toda reunida, pero yo no me atrevo a meterme con eso, a ordenarla, es demasiado trabajo".

Cela escribe infatigablemente mañana y tarde. "Baudelaire dijo que la inspiración es el trabajo de todos los días. Y Picasso afirmó que no sabía si existía la inspiración, pero que si ésta le llegaba Je encontraría trabajando. Yo opino lo mismo". "No sé si esta novela será buena o mala, pero lo que sí puedo decir es que he trabajado mucho toda mi vida. Deberían darme la medalla del mérito al trabajo". Quizá por esa intensa dedicación a la literatura, dice, le dieron el Nobel. "Cualquier escritor español de mi generación pudo haberlo obtenido a igualdad de méritos. En mi caso, fue suerte".

Cela dijo sentirse igualmente cómodo en el relato y en la novela. "A diferencia de otros autores, no distingo entre estos dos géneros. Simplemente, el cuento es más corto y la novela, más larga".

El Nobel no quiso pronunciarse por ninguna de sus novelas. Opina que, una vez escritas, no pertenecen ya al escritor, sino al lector. "Durante un tiempo pensé que la que más me gustaba es La familia de Pascual Duarte, pero después me di cuenta de que tiene fallos técnicos. Quizá Mazurca para dos muertos, pero... Lo que puedo decir es que no me siento avergonzado ni arrepentido de ninguna página que he escrito. Soy el único autor contemporáneo español que al reunir su obra completa no tiene que esconder ni una sola cuartilla".