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LA CONDENA DEL PRESIDENTE CÁNTABRO

La competencia entre populares y socialistas para derribar a Hormaechea dificulta su destitución

Juan Hormaechea lleva camino de sobrevivir como presidente de Cantabria gracias a que sus adversarios no se ponen de acuerdo para destituirle. Ayer, el PP presentó moción de censura por su cuenta, y el PSOE hizo otro tanto a los cinco minutos. Pero sólo la suma de los votos de ambos garantiza la mayoría -20 diputados, en un Parlamento de 39- para destituir al presidente regional. Con éstas son ya seis las mociones contra Hormaechea en los últimos cuatro años.

Sólo 24 horas después de ser condenado por el Tribunal Superior de Justicia de Cantabria a seis años de prisión y 14 de inhabilitación por malversación y prevaricación, Hormaechea seguía ayer sin mostrar la menor intención de dimitir. Su partido, la Unión para el Progreso de Cantabria (Upca), que cuenta con ocho diputados y que es el único sostén parlamentario del Gobierno regional, le pidió que no dimita, con un argumento peculiar: la dimisión podría interpretarse como una aceptación de la condena impuesta.El PP de Cantabria modificó ayer, en cierta medida, su reacción inicial, que consistió en esperar a la respuesta personal de Hormaechea. Ayer por la mañana, el presidente de los populares cántabros, José Luis Vallines, recibió una notificación de la dirección nacional del PP que apoyaba la presentación de una moción de censura.

Sobre la una de la tarde, los Populares formalizaron esa iniciativa en el Parlamento regional y presentaron a Vallines, ingeniero industrial, de 50 años, como candidato a presidente del Gobierno autónomo.

Mayoría de centro-derecha

Vallines advirtió que las negociaciones con otros grupos parlamentarios estarán sometidas a la condición de que el Gobierno que resulte elegido "respete la mayoría de centro-derecha que los ciudadanos votaron en junio de 1991". En esas eleciones autonómicas, el PP obtuvo seis diputados y el partido de Hormaechea, 15. La suma de los votos de populares y de la Upca permitió la reelección de Hormaechea como presidente autonómico.La dirección nacional del Partido Popular ha asegurado que no tiene intención de negociar con los socialistas, dada la amarga experiencia del Gobierno de gestión que compartieron con ellos bajo la presidencia de Jaime Blanco, desde diciembre de 1990 a mayo de 1991. Francisco Álvarez Cascos, secretario general del PP, justificó gráficamente esa negativa política: "Nadie nos puede pedir que nos quememos a lo bonzo".

Cinco minutos después de que los populares presentaran su moción de censura, los socialistas llevaron al Parlamento idéntica iniciativa, con Jaime Blanco como candidato a presidente. Blanco, de 50 años, médico en excedencia, es un guerrista que lleva más de 15 años como secretario regional del PSOE, periodo en el que ese partido nunca ha ganado la Alcaldía de Santander ni el Gobierno autonómico. En las últimas elecciones, no obstante, su candidatura superó en votos y diputados a la de Hormaechea.

Los socialistas atribuyeron su moción -la cuarta que presentan desde 1990- a que con ella pueden forzar una negociación con el PP. En el texto enviado al Parlamento, arguyen que el presidente de Cantabria carece absolutamente de credibilidad, y que parece totalmente "insensible a los efectos económicos que genera su absoluta parálisis. Los índices de bienestar se han hundido, con la indiferencia y pasividad de los gobernantes, en los rankings nacionales". La Mesa de la Asamblea fijará hoy la fecha en que será debatida la primera de las mociones presentadas. En todo caso, no será antes de cinco días.

En este momento, la Asamblea está compuesta por 16 diputados del PSOE; 9 del Grupo Popular; 8 de la Upca; 4 de la Unión por Cantabria -escindidos de la Upca-, y 2 del Partido Regionalista de Cantabria. Esa distribución de fuerzas hace casi imposible que triunfen por separado una moción del PSOE o del PP. Los regionalistas, encabezados por Miguel Ángel Revilla, van a dar sus votos tanto a unos y como a otros porque lo importante es destituir a Hormaechea.

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