_
_
_
_

El partido neofascista italiano cambiará de nombre el próximo mes de enero

El Movimiento Social Italiano (MSI), fundado por los supervivientes de la República de Saló, que el pasado jueves volvió a demostrar su enraizada cultura fascista, cuando algunos de sus más célebres diputados golpearon en el Parlamento a un representante verde que les criticaba, se disolverá el próximo 26 de enero para cambiar definitivamente su nombre por el de Alíanza Nacional (AN), según anunció ayer al Comité Central del MSI el secretario general, Gianfranco Fini, quien consideró que la cita tendrá "una importancia histórica".

Según Fini, en enero "sé cierra una época y abre una nueva fase con la consagración de Alianza Nacional y de la derecha de Gobierno". Aprovechó la oportunidad para pedir a sus huestes que "no caigan en las provocaciones", ahora que la opinión pública internacional estará pendiente de su movimiento. Esta frase sintetiza la importancia, simplemente táctica, que Fini concede a lo ocurrido el pasado jueves en la Cámara.Uno de los principales protagonistas del incidente fue, sin embargo, un hombre muy próximo a Fini, el portavoz del secretario, Francesco Storace, bien conocido en las universidad italiana de los años setenta como uno de los fascistas que repartían más mamporros.

A las críticas porque ahora haya hecho lo mismo en el Parlamento con un diputado que había llamado corruptos a los partidos del Gobierno, Francesco Storace, personaje violento y de malos modales crónicos, replica que la gente le felicita en la calle y añade que Mauro Paissan, el diputado verde agredido, le manchó "con esmalte de uñas" al arañarle. Otros diputados del MSI han declarado a la prensa que Paissan es finocchio (homosexual).

La actuación política de Fini en los seis meses transcurridos desde que AN se convirtió, de la mano de Silvio Berlusconi, en la primera fuerza ligada al fascismo que accede a un Gobierno contemporáneo, tampoco está muy por encima del lamentable nivel de sus fieles, si se la juzga bajo la perspectiva de creación de una derecha de tipo europeo que promueve el líder.

Intolerancia

El secretario del MSI no ha logrado, en efecto, despejar las sospechas de que su movimiento adolece de una intolerancia y de un estatalismo atávicos, incompatibles con el corte liberal de los partidos que dice tomar como modelo. También se ha confirmado como un político fudamentalmente provinciano, que dedica buena parte de sus esfuerzos a defender los intereses adquiridos por una minoría de italianos en la antigua Yugoslavia bajo el fascismo. Esto no impide que se le reconozca unánimemente a Fini la habilidad de avanzar en el colapso político que padece Italia tras el desembarco de Berlusconi.El líder ultraderechista resulta, con todo, más razonable que un primer ministro volcado en combatir a los jueces y en defender unos intereses privados que declara irrenunciables. O que el líder de la Liga, Umberto Bossi, que trata de combatir la crisis de su partido con la ambigüedad y el exbrupto. Sólo en ese contexto sombrío se entiende que Fini pueda ser considerado como un futuro primer ministro.

Conocer lo que pasa fuera, es entender lo que pasará dentro, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

[Unos 45.000 estudiantes llegados de toda Italia se manifestaron ayer en Nápoles para protestar contra el Gobierno que preside Silvio Berlusconi y para reivindicar "el derecho al estudio, al trabajo y a un futuro", informa la agencia France Press. Uno de los lemas más coreados fue Berlusconi te has equivocado, la escuela no es un supermercado. La manifestación se desarrolló sin incidentes.]

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_