El Gobierno toca madera
González 'obedece' los consejos de sus estrategas para recuperar la iniciativa
El Gobierno toca madera. Tras la depresión de algunos de sus miembros y el desconcierto de otros, como consecuencia de los pésimos resultados de las elecciones europeas del 12 de junio, se permite un respiro a la entrada del otoño. En este tiempo ha conseguido recuperar la iniciativa política, como reconoce la oposición.
Felipe González, quizá por primera vez, ha hecho caso del consejo de sus colaboradores más cercanos: que saltara a la palestra. El vicepresidente, Narcís Serra; los ministros de la Presidencia, Alfredo Pérez Rubalcaba; de Exteriores, Javier Solana, y de Justicia e Interior, Juan Alberto Belloch, son sus soportes en esta etapa.
La última semana de agosto aconsejaron a González que saliera ante la opinión pública para dejar claro que no iba a convocar elecciones ni a cambiar el Gobierno. Continuidad, pero con más marcha, fue el mensaje que González intentó transmitir en su comparecencia del 2 de septiembre. Una de las pruebas de que el PP no descartaba que González convocara elecciones en otoño fue la reserva que hizo de vallas callejeras.
Desde septiembre el viento no ha soplado contra el Gobierno. El cierre de los presupuestos con CiU, el arranque del diálogo con los sindicatos, el desenlace pacífico del debate sobre el Estado de las autonomías y la recuperación, al menos provisional, del pacto antiterrorista, con un protagonismo de González en la vida pública, han dado un respiro al Gobierno y han dejado descolocados al PP y a IU.
La política de acoso al Gobierno por los casos de corrupción ha llegado a un punto de saturación, a falta de novedades, y las críticas por su pacto con los nacionalistas catalanes se han reducido tras la cura de distensión que supuso el discurso de los 16 presidentes autonómicos en el Senado. El Gobierno cree que ha roto con la sensación de provisionalidad.
Protagonismo de Belloch
El Ejecutivo se afana en explotar hasta fin de año lo que ha dado de sí el primer mes y medio de curso, con la ventaja de haber ganado en cohesión tras 15 meses de rodaje. Juan Alberto - Belloch, un ministro independiente y entusiasta, que interviene animadamente en los Consejos de Ministros, ha inundado con iniciativas a la comisión de Justicia del Congreso. El dinamismo de Belloch ha contagiado a otros ministros. Tras la salida de Carlos Solchaga y de José Luis Corcuera había muy pocas discusiones políticas en los Consejos, pero ya son varios los que opinan sobre todo.El vicepresidente Narcís Serra ha asumido el papel que prefiere: la labor en la sombra en los asuntos que González le encarga. Este mes y medio ha consumido numerosas horas en templar gaitas entre los ministros de Obras Públicas, José Borrell, y el de Industria, Juan Manuel Eguiagaray, para alumbrar el proyecto de telecomunicaciones. Ha coordinado la preparación del debate sobre el Estado de las autonomías y habló con los 17 presidentes.
Serra ha intensificado los contactos con los sindicatos, especialmente con el líder de. la UGT, Cándido Méndez, con el que ha negociado una salida para el caso PSV. Las reuniones continuaron en septiembre para facilitar el acuerdo sobre pensiones y funcionarios.
El ministro de la Presidencia, Alfredo Pérez Rubalcaba, coordina los programas legislativos de los ministerios y las relaciones con los partidos. Una aportación política clave a González procede del ministro de Exteriores, Javier Solana, de quien valora su veteranía.
Al grupo más influyente, de Serra, Perez Rubalcaba, Belloch y Solana hay que añadir el ministro de Economía, Pedro Solbes, cuyas opiniones son respetadas por González. Solbes se ha esforzado por superar la imagen tecnocrática que arrastra. Su rápida reacción en pro de las pensiones, tras la resolución del Fondo Monetario Internacional, hace 15 días, hace olvidar pasadas meteduras de pata de este ministro y de alguno de sus colaboradores. Solbes, junto con Serra, lidera un cambio en la política económica que, favorecido por la recuperación, permite desarrollar una política más social y favorece el pacto sindical.
La secretaria general de la Presidencia, Rosa Conde, ha recuperado influencia en la aplicación de la presencia exterior de González. También cuentan González y Serra con el consejo del ex ministro Carlos Solchaga, con quien mantienen contactos regulares.
El protagonismo de González estimula a los altos cargos. Su impacto ha sido fundamental en la comisión de subsecretarios, donde se ha superado la sensación de provisionalidad.
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