De la Rosa vacía su empresa patrimonial para eludir las denuncias presentadas por KIO
Quail, la sociedad en la que el financiero Javier de la Rosa ha agrupado tradicionalmente la mayor parte de su patrimonio, es hoy una cáscara vacía. Quail, que, según el grupo Kuwait Investment Office (KIO), cobró un mínimo de 11.000 millones de pesetas al Grupo Torras en concepto de comisiones- ha declarado durante los cuatro últimos años unas pérdidas acumuladas de 6.101 millones, según consta en la documentación contable, de esa sociedad a la que ha tenido acceso este diario. Quail es uno de los objetivos principales de las denuncias presentadas por KIO contra De la Rosa y los anteriores gestores de Torras, a los que acusa de haber desviado en su propio beneficio más de 100.000 millones.
KIO tiene en marcha una querella contra Javier de la Rosa y otros ex gestores de su filial en España, Grupo Torras, y en la actualidad el juez de Delitos Monetarios, Miguel Moreiras, está tomando declaración a varios testigos. Una de las operaciones perseguidas por KIO es el envío de cerca de 15.000 millones de pesetas a una cuenta suiza del Bankers Trust.El año en que Quail declara más pérdidas, 4.479 millones en 1992, coincide con la marcha de De la Rosa de Torras y el anuncio del grupo árabe de demandar al financiero. Finalmente, en junio del 1993 culmina la pérdida de contenido de Quail, iniciado el año anterior, cuando traspasa todos sus activos a otra sociedad de su propiedad, Nueva Madrugada, no incluida en la querella presentada por Torras.
Portavoces del financiero han señalado que las pérdidas provienen de las provisiones por la baja cotización de las acciones de Grand Tibidabo".
Registro
La contabilidad de Quail se encuentra depositada en el Juzgado de Delitos Monetarios de la Audiencia Nacional, tras el registro de la sociedad, ordenado en junio pasado por el juez Miguel Moreiras a petición de los abogados de KIO. Estas cuentas no han sido depositadas, como es preceptivo, en el Registro Mercantil.
Según la documentación a la que ha tenido acceso EL PAÍS, entre 1990 y 1993 Quail tan sólo declaró beneficios en el primero de esos ejercicios, en concreto 151 millones. Mientras que en 1991 declaró pérdidas de 644 millones y en 1993 de 978 millones.
Durante estos mismos años el holding de De la Rosa ingresó 5.306 millones, es decir, la mitad de lo facturado por Quail al Grupo Torras, según acreditan las facturas presentadas ante el Juzgado de Delitos Monetarios. El año de más ingresos es 1991, en el que la sociedad recibió por "prestación de servicios" 2.840 millones. La querella presentada por KIO sostiene que la mayoría de las operaciones denunciadas se realizan a partir de diciembre de 1990. En 1990 los ingresos por servicios fueron de 2.100 millones, en 1992 bajaron a 237 millones y en 1993 a tan sólo 8,6 millones, a los que luego se suman 117 de ingresos financieros.
A tenor de lo que se desprende de las cuentas declaradas por Quail, una de las causas principales de sus pérdidas es el elevado volumen de servicios externos pagados: 4.357 millones durante esos cuatro años. Otra es la progresiva desvalorización de sus principales inversiones, especialmente, Grand Tibidabo. Los resultados financieros negativos de 1992 fueron de 4.073 millones.
Otro aspecto que llama la atención es el vertiginoso crecimiento de los recursos propios -capital más reservas- de Quail. La sociedad fue creada por De la Rosa y su socio, Narciso de Mir, en 1986, con un capital de 266 millones. Cuatro años después, en 1990, sus recursos propios ya eran de 3.900 millones, y en 1991 alcanzaron los 6.000 millones. Ahora estos recursos han sido consumidos por las pérdidas acumuladas.
En el terreno fiscal, la contabilidad de Quail reconoce la existencia de deudas con Hacienda. En concreto, "34.000 obligaciones convertibles de Grand Tibidabo están pignaradas a favor del Estado, por valor nominal de 340 millones por diversos aplazamientos de.deudas tributarias". (véase EL PAÍS del 29 de junio pasado). Asimismo, Hacienda ha multado a Quail con 20,5 millones.
A finales de 1993, De la Rosa realizó una compleja operación pasando las principales participaciones de Quail a otra de sus sociedades, Nueva Madrugada. Fuentes consultadas han señalado que este trasiego podría estar relacionado con el hecho de que Nueva Madrugada no está incluida en la querella presentada por KIO.
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