Un trofeo de gran valor
Ya se sabe que, según las circunstancias, hay orejas que ni valen ni sirven para nada o para casi nada. En cambio, hay otras que valen y significan mucho más que la simple obtención del despojo. Una de éstas cortó Francisco Rivera Ordóñez enHa esta segunda novillada de la tradicional feria de El Pilar, de Zaragoza, porque, aparte de decidido y valeroso, toreó con mucha verdad e hizo muy bien las cosas toda la tarde.
Ya en su primero, flojo y que derrotaba con peligro, le aguantó con mucho valor unas cuantas tarascadas. En quinto lugar, por correrse el turno, salió el sobrero de Buenavista, encastado y al que había que aguantar y hacerle las cosas muy bien.
El hijo de Paquirri se las hizo y toreó además con gran vibración, dando la distancia precisa e incluso aguantando por el izquierdo unos cuantos parones escalofriantes de su enemigo.
Guardiola/Conde, Rivera, Pireo
Cinco novillos de Guardiola, descastados y de poca fuerza. 5º, sobrero, de Buenavista (en sustitución de uno del hierro titular devuelto por flojo), encastado.Javier Conde: pinchazo, media y descabello (silencio); dos pinchazos, casi media -aviso- y cuatro descabellos (silencio). Francisco Rivera Ordóñez: estocada corta (división de opiniones); media estocada (oreja con fuerte petición de la segunda y dos vueltas al ruedo). El Pireo, nuevo en esta plaza: pinchazo bajo -aviso-, media pescuecera, descabello -segundo aviso- y dobla el novillo (división al saludar y bronca al intentar la vuelta); dos pinchazos, metisaca -aviso-, pinchazo y cuatro descabellos (palmas). Plaza de Zaragoza, 8 de octubre, Segunda de feria. Tres cuartos de entrada.
En muchas, plazas esta faena era de dos orejas, pero en este coso, el presidente sólo le concedió una. Desde luego que si el joven Rivera Ordóñez, que, además, intervino en quites varias veces con mucha torería, sigue así, allanará todas las dificultades que puedan plantearle en su carrera los públicos más exigentes.
Ponerse bonito
Javier Conde estuvo casi toda la tarde, esperando que los novillos le permitieran realizar algo que él hace muy bien: ponerse bonito y torear con ligazón y estética. Por desgracia, no se lo permitió su lote y sólo mediada la faena al cuarto calentó motores. En sus dos novillos lo mejor fueron dos quites de Rivera Ordóñez y la actuación, tanto en banderillas como en la brega, de Domíngo Siro.El cordobés Rubén Cano, que ha heredado el, apodo de su padre, El Pireo, recuerda también en muchísimas cosas, salvo en la estatura, a su progenitor, pero está todavía muy nuevo. En su primero tuvo destellos de muy buen corte torero, pero abusó demasiado del parón y del toreo a pies juntos.
No debió salir a saludar al tercio y mucho menos intentar la vuelta al ruedo de la plaza de la misericordia, porque estuvo sin recursos para liquidar a un novillo que se lo ponía difícil. En el sexto estuvo tan soso como la embestida de su oponente.
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