Autocrítica
Las inexactitudes que se cometen en público deben ser en públicoPasa a la página siguiente
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reconocidas. Sobre todo si pueden lesionar injustamente al concienzudo trabajo de alguien. Ese es el caso de mi reseña (EL PAÍS, 6 de agosto de 1994) sobre el libro La estética de lo originario en Jünger, de J. L Molinuevo. Releer, tras la carta de respuesta del autor (EL PAÍS, 19 de agosto de 1994), el ensayo citado me ha confirmado en las virtudes que le reconocí desde un primer momento.
Molinuevo, en su carta, tiene razón al afirmar que su libro analiza la relación de Jünger con el pensamiento totalitario. En su libro señala también (página 106) que la estética jüngeriana se resiste a ser explicada históricamente desde un punto de vista empírico. Por mi parte sugría que hubiera sido interesante que el autor diera su opinión sobre el análisis que, en esa dirección, había realizado Lukacs.
Además, al proyectar en la reseña mis propias conclusiones sobre la misión de la crítica de Ortega, y aunque no hubo intento de lesionar, me hago cargo de que mi redacción pudo dar a entender deficiencias en el conocimiento que Molinuevo tiene de la obra de Ortega. Una impertinencia. Por todo ello, y puesto que una de las tareas de la crítica es orientar, pido disculpas a Molinuevo, asi como a los lectores a quienes pueda haber desorientado.- Rafael García Alonso.
