El mayor sínodo de obispos comienza en Roma, centrado en el futuro de las órdenes

La situación y actividades dé los religiosos y religiosas en aplicación de los votos de pobreza, castidad y obediencia, con especial mención de su observancia de las directrices vaticanas, serán los temas del Sínodo sobre la Vida Consagrada y su Misión en la Iglesia y en el Mundo, que el papa Juan Pablo II inaugura hoy en Roma.

Asistirán a él 244 padres sinodales, más otras personas invitadas como observadores y oyentes, hasta un total de 349 participantes, lo que le convierte en el más concurrido de los 14 sínodos celebrados desde que, en 19651 fue instaurada: esta institución eclesiástica .

La jerarquía, y en especial el cardenal español Eduardo Martínez Somalo, prefecto de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada, trabajan desde hace meses para garantizar que, pese a esta gran afluencia de interlocutores en torno a un tema que incluye facetas polémicas, los padres sinodales "sigan siendo los protagonistas" de la reunión, según expresión utilizada la pasada semana por el cardenal Jan Schotte, secretario del sínodo, que añadió: "El sínodo queda como lo que es, una asamblea de obispos, y no viene transformado por la presencia de los oyentes, aunque éstos sean numerosos".

Entre los padres sinodales hay 10 representantes de las órdenes religiosas, elegidos por la Unión de Superiores Generales. Uno de ellos es Peter Hans Kolvenbach, superior de los jesuitas tras el cierre del "estado de excepción" declarado por Juan Pablo II sobre. la orden, en 1981. Además, 104 de los obispos y .cardenales participantes en el sínodo pertenecen a órdenes religiosas.

En la audiencia general del pasado miércoles, el Papa marcó las líneas maestras que deberá seguir este sínodo, del que queda fuera el Opus De¡, por su condición de prelatura personal, y durante cuya preparación se ha manifestado una actitud reivindicativa de religiosas y monjas por lograr un papel más relevante en la vida de la Iglesia.