Tú en Turégano, yo en el Retiro
San Miguel ArcángelEl Cielo
Muy señor mío:
El que suscribe, Ángel Caído, de edad inmemorial, soltero, impío, residente en el parque del Retiro, a usted, con el rabo entre las piernas, manifiesta:
Que hoy, 29 de septiembre de 1994, por primera vez en la historia, felicito a un querube por su santo, deseándole que siga siendo tan bueno como suele, siempre que a mí se me permita ser tan malo como acostumbro. Esto dicho, omito más cumplimientos y paso a exponer la verdadera razón de esta misiva. Se trata de algo que interesa a ambos.
Se me han puesto los cuernos de punta al leer en la prensa que Lucía Bosé quiere llevarse a los ángeles a Turégano (Segovia) para ponerlos en un museo. De momento, no estoy en el mismo paquete que ustedes (creo que ella se interesa por criaturas celestiales y oficialistas), pero me huelo que me la quieren meter doblada a medio plazo. Cuando la sutil Lucía se canse de ustedes, vendrá a por mí, que también tengo alas, aunque sea más conocido por el rabo, la cornamenta y, las patas de cabra. Bien sabe usted que mi estatuta del Retiro es algo así como una ostentosa provocación que crispa a los soplagaitas. Muchos aguardan la ocasión propicia para deshacerse de mí, pero nadie se atreve a tocarme un pelo. No hay cojones, señor, ni siquiera para cortarme una pezuña. Yo soy más respetado aquí que Cibeles, mal que les pese a algunos.
Sin embargo, este asunto del museo me desasosiega. Pudiera ser una trampa saducea: dentro de un tiempo, alguien sugerirá que mí efigie quedaría muy bien en Turégano como contrapunto a la belleza de los coros angélicos. En cualquier descuido, las autoridades harán la vista gorda con nocturnidad y alevosía, y yo amanezco en Turégano. No tengo nada contra esa esdrújula localidad agropecuaria y románica. Pero yo ya me he hecho al foro, señor, y practico la vida disipada y vacía. Yo no maldigo mi suerte porque maldito nací: soy un ángel, sí, aunque también soy el demonio. Si a mí me quitan el tráfico, la contaminación, el asfalto, el tabaco, el desmadre y las juergas de madrugada, acaban conmigo. Y acabar conmigo, señor, sería dejarle en evidencia a usted: un ángel bueno necesita al lado otro malo si no quiere que le tilden de gilipollas.
Váyase usted a Turégano, san Miguel, que allí se va a poner hasta la bola de gregoriano, aleluyas y cordero. Yo me quedo en Madrid a verlas venir con el flamenco, el rock and roll, el humo, las francachelas, la sinuosidad y los malditos. Un renegado como yo se las ve putas para pasar desapercibido en una aldea. Me aburro cual oveja. Y cuando el diablo se aburre empieza a pensar y monta la bronca. La vida sería un infierno sin el diablo. Téngalo muy en cuenta , señor san Miguel. Le conviene a usted advertir a sus secuaces que no se les ocurra mover mi estatua del Retiro. El que avisa no es traidor.
Posdata. Si a usted le apetece, podemos quedar cual quier noche de éstas y le pongo las pilas. También me apetecería intercambiarme por. usted alguna vez al año. De vez en cuando me entra la melancolía y me canso de ser malo. Quiero sentir en mis carnes lo que es un querubín borracho. Además, me caen bien Lucía Bosé y las criaturas que le acompañan. Pero, por favor, impida que me lleven a Turégano.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.