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La 'Traca Montesinos' irrumpe en Cibeles

Angel Schlesser y Roberto Verino llevaron serenidad a la inauguración de la Pasarela

Entre la adrenalina y la serenidad. Así discurrió la primera jornada de la décima edición de la Pasarela Cibeles, viajando de la extravagancia teatral sin más del valenciano Francis Montesinos, a la coherencia de líneas y colores suaves que dominaron las colecciones de Ángel Schlesser y Roberto Verino. En un ambiente más relajadolos diseñadores proponen para el próximo verano algunas cosas en común: el pantalón adaptado al eterno femenino, altos tacones y líneas de vestidos que se abren desde las caderas. El debutante Manuel Fernández cerró un primer día que empezó con traca mediterránea.

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Marcado por el eclecticismo y la nostalgia de sí mismo, Francis Montesinos presentó Desampa, una colección que supone su vuelta a la Pasarela Cibeles tras casi cuatro años de ausencia. Su desfile, con 41 variopintos modelos en la pasarela, incluyendo un travestido y varios toscos payeses, fue todo un espectáculo fallero.La colección en sí misma llamaba a la desorientación por una desorbitante variedad, que iba desde su clásica línea vaquera de calle al delirio del basto croché elaborado con gruesos cordones de colores, pasando por una serie de gasas blancas con aplicaciones y bordados del mismo color, donde se jugaba con la transparencia y el calado. Uno de los más chocantes toques regionalistas de Montesinos estuvo rozando el suelo y aplastando los pétalos de rosa que tapizaban la pasarela: se trataba de las tradicionales espardeñas con las que en algunos sitios se baila la jota.

Una música original de Antonio Rodríguez, concebida entre la discoteca y la marcha procesional, una lluvia a cañonazos de pétalos de rosa y, finalmente, una Paola Dominguín que cerró una colección dominada por el desmadre. El valenciano tuvo que salir dos veces a saludar y todos tocaron pitos infantiles de piñata.

Después de esto, Schlesser lo tenía muy crudo. La adrenalina ya se había consumido, y eso quizás apagó su discreto pero serio trabajo en líneas y tejidos. El diseñador, de 17 años, demostró sentido común en una colección donde impero el tejido liso o el estampado muy suave en difuminados florales que recordaban el otoño, la chaqueta ligera y el pantalón con tos bajos vueltos. Sin perder de vista el propósito final de la producción en serie y la comercialización, Ángel Schlesser optó por combinar el lino blanco con una suave arpillera natural, que ofrecia , desde su textura abierta, una cierta y sugerente transparencia. Vestidos tipo évasé, faldas tableadas con chaquetas cortas y camiseros cosidos al bies fueron algunas de las apuestas de Schlesser

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