El examen de septiembre desaparece en la nueva enseñanza obligatoria

¿Qué sentido tienen los exámenes de septiembre? ¿Un estudiante puede realmente recuperar en un verano lo que no ha sido capaz de aprender en nueve meses?La polémica está servida en Italia, donde las pruebas de septiembre acaban de ser eliminadas de todos los niveles de la enseñanza preuniversitaria. En nuestro país, estos exámenes quedan suprimidos con la implantación de la reforma en todos los niveles de la educación obligatoria (los seis cursos de primaria y los cuatro de secundaria). A los alumnos que acaben un curso con deficiencias se les hace un seguimiento durante el siguiente para que las vayan superando poco a poco.

Para los estudiantes de los pocos centros en los que se implantó la primera reforma experimental en el curso 1983 84 no es nada nuevo. Los exámenes de septiembre ya dejaron entonces de formar parte de sus estudios.

Pero la nueva Enseñanza Secundaria Obligatoria (ESO), que ya se está implantando anticipadamente en 430 institutos del territorio que depende del Ministerio de Educación, tampoco incluye los exámenes de septiembre. Dicha convovatoria sólo se mantiene en el bachillerato y en la formación profesional.

El Instituto de Bachillerato Covadonga de Madrid fue uno de los primeros que pusieron en práctica el nuevo plan de estudios. Su director, Luis de la Osa, que ejerce también como profesor de Lengua y Literatura en el centro, está convencido e que el nuevo sistema de evaluación "es el mejor que hemos tenido en España". "La enseñanza es totalmente individualizada y es el equipo de profesores el que evalúa conjuntamente a cada alumno, siguiendo los criterios que para ello ha establecido el Ministerio de Educación y Ciencia".

Esta novedad introducida n el sistema de evaluación plantea muchos más problemas a los docentes que deben seguir las líneas concretas marcadas por la Administracion y no las que quiera cada centro. Además, ahora ya no se evalúa a los alumnos de acuerdo a una media general. El equipo de profesores analiza el nivel alcanzado por cada estudiante y decide si es el adecuado.

En cambio, en la universidad, el nuevo sistema de créditos (cada uno equivale a 10 horas lectivas) convierte a los exámenes de septiembre en el periodo clave de recuperación de las materias cuatrimestrales suspendidas en febrero y junio. Y septiembre pasa a ser un mes agobiante para los estudiantes.

"Con los planes antiguos tenías la oportunidad de aprobar la mitad de la materia de cada asignatura en febrero, pero ahora tienes que estudiar una barbaridad de asignaturas completas en febrero y junio y no te da tiempo ni de ampliar por tu cuenta". Antonio Valverde estudia 40 de Periodismo en la Universidad de Santiago. El curso pasado tuvo que examinarse de 18 asignaturas, todas cuatrimestrales. "Tenemos que hacer demasiados exámenes y los de febrero se han convertido en otros finales y los de septiembre en una locura".

Entonces, ¿cuál sería la mejor solución? Carlos Sánchez, alumno de Ciencias Empresariales de la Universidad Complutense de Madrid lo tiene claro: "Las asignaturas cuatrimestrales deberían ser una excepción para las materias en las que de verdad tengan sentido. El resto tendrían que ser anuales. Así no se cargaría tanto la convocatoria de septiembre".