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Entrevista:

"El 61% de los polacos piensa que la Iglesia detenta todavía demasiado poder en la política"

Juan Arias

Sofia Marzec es catedrática de español en la facultad de Estudios Ibéricos de la Universidad de Varsovia. Desde 1985 ha seguido muy de cerca la literatura de Iberoamérica y, a pesar de no ser creyente, se ha interesado por dar a conocer en Polonia la teología de la liberación. Asistió recientemente a los debates del XIV Congreso de teólogos españoles y salió asombrada de la inmensa libertad de expresión de los católicos españoles. "En Polónia hay más teólogos críticos con la línea oficial de la Iglesia de lo que ustedes se imaginan", afirma, aunque añade que les resulta mucho más dificil manifestarse en público, ya que "el proceso de secularización en un país en el que la Iglesia lo fue todo, es forzosamente lento".Pregunta. ¿Es un proceso lento o está empantanado?

Respuesta. Parado no. En el último sondeo realizado por el Instituto de estadística Demoscop en julio pasado, el 61% de los entrevistados, de los cuales el 50% eran católicos, afirman que la influencia de la Iglesia en la política es excesiva. Y a la pregunta de si la Iglesia debería permitir el aborto libre, el 50% respondió afirmativamente y sólo el 42% estaba en contra.

P. Pero no deja de ser curioso que sigan pensando que es la Iglesia y no el Estado la que debe conceder la libertad de abortar a las mujeres.

R. Puede resultar curioso para quienes no sepan la fuerza casi omnipotente que ha tenido siempre la Iglesia en Polonia. Y la fidelidad de los polacos a la misma. Por eso el proceso es lento. Piense que en ese mismo sondeo sólo el 40% de la población se muestra favorable a los sacerdotes casados, contra un 49% que sigue en contra. Pero la situación empieza a ser fluida, ya que el 49% de los polacos se confiesan críticos con la jerarquía eclesiástica, contra un 38% que está de acuerdo con ella.

P. ¿Los polacos están más de acuerdo con sus obispos o con el Papa?

R. Con el Papa sin duda. alguna. La figura de Juan Pablo 11, para los polacos, creyentes o no, sigue siendo intocable, sagrada, incuestionable. La jerarquía, al revés, cada vez menos.

P. ¿Y a qué se debe esa pérdida gradual de confianza de los polacos hacia la Iglesia?

R. A varios motivos. El primero, la reivindicación que la Iglesia está haciendo de sus antiguos bienes, que habían sido nacionalizados y que hoy son patrimonio de todos, como hospitales, escuelas, jardines de infancia. Son ya 3.000 casos de reivindicación los que ha presentado la jerarquía. De ellos han obtenido ya 800 y 122 le han sido rechazados. Pero esa codicia no gusta a la gente. Otros asuntos son la imposición de la enseñanza de religión en los colegios sin que haya sido discutida antes en el Parlamento; la intromisión en los medios de comunicación; la campaña contra las enmiendas sobre la ley del aborto, hoy penalizado incluso cuando se está poniendo en peligro la vida de la madre, y que está consentido sólamente si se trata del fruto de una unión incestuosa.

P. ¿En qué medida la Iglesia sigue influyendo en la vida política?

R. Mucho. Por ejemplo, con su postura en tiempos de elecciones, llegando a indicar a los católicos por quienes tienen que votar. O su actitud frente al Parlamento, que ha aplazado la aprobación del Concordato al creer que antes debe ser aprobada la nueva Constitución.

P. ¿Qué significa la Iglesia para las nuevas generaciones?

R. Para algunos es aún un refugio, para otros una amenaza a sus derechos o bien nada y para una buena parte aún una orientación para buscar sentido a la vida. Pero no sólo para los jóvenes la Iglesia está perdiendo influencia. En uno de los últimos sondeos realizados por el Instituto Gallup, se demostraba que entre los cinco primeros personajes que la gente cree que tienen mayor poder figuran Lech Walesa y el cardenal Joseph Glemp, primado de Polonia. Sin embargo, ante la pregunta ¿quién debería tener mayor poder?, el cardenal Glemp ni aparece y Walesa sale en el último lugar de la lista.

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