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Dónde está la otra cultura

Joaquín Estefanía

Denomina Enzensberger nuevos analfabetos a aquellos para los que los medios de comunicación (prensa, radio y televisión) son el único canal de formación y cultura. Ciudadanos, cuyo número aumenta, que sólo saben de libros, obras de teatro y cine, exposiciones de pintura, museos o del pensamiento que se elabora en el mundo, a través de esos mediadores universales que son los circuitos de la comunicación. Nuevo analfabeto sería el que tiene opinión de la última novela de Muñoz Molina a través de las críticas que recibe, o supone saber qué es el Sistema, según Mario Conde, por los columnistas o tertulianos que lo han comentado y en los que, a través de su relación cotidiana, confía.En los últimos tiempos, y generalmente sin publicitación alguna, se han multiplicado unos espacios intermedios entre el apresuramiento de los media urgentes, y los instrumentos de formación más clásicos, como son los libros. Se trata de las revistas literarias, de pensamiento, sociología, culturales, directamente políticas, filosofía, etcétera, que no pertenecen al ámbito semanal, y que germinan como hongos alternativos a lo dominante.

No es que antes no existiesen (en la transición hubo un aluvión de las mismas, muchas de las cuales desaparecieron con la llegada de la normalidad democrática), sino que desde hace un tiempo emergen nuebos títulos, otras materias, descentralizadas (no solo en Madrid, Barcelona o algunas de las grandes capitales). Muchas de ellas tienen la mismas características; pertenecen a pequeñísimos editores, son verdaderos minifundios empresariales; aparecen cuando pueden y algunas desaparecen del mismo modo, sin aviso previo... y vuelven a resucitar con otra cabecera y contenidos más ajustados, pero con los mismos animadores detrás. Y lo más significativo: marcan tendencias que sólo después son incorporadas a los grandes medios de comunicación.

Algunas de estas revistas son veteranas, forman parte casi ya del paisaje: Revista de Occidente (fundada en 1923 por José Ortega y Gasset); Claves de la Razón Práctica (una de las excepciones editada por un gran grupo de comunicación), El Viejo Topo (en su segunda época), Mientras Tanto (fundada por Manuel Sacristán y su mujer Giulla Adinolfi), Política Exterior, Ajoblanco, Debats (editada por la Generalitat valenciana), Cuenta y Razón, Letra Internacional, Zona Abierta (la pionera), Leviatán, Sistema y El Socialismo del Futuro (vinculadas las tres últimas al PSOE), El Urogallo (la obra del inolvidable José Antonio Gabriel y Galán), El Ciervo, Quimera, Nuestra Bandera (del Partido Comunista de España), etcétera.

Y otras son nuevas, o relativamente nuevas, pero ya se han hecho su pequeño hueco, son importantes para sus lectores habituales, o intentan sobrevivir en medio de la dureza de un mercado hiperminoritario. Sin ánimo de ser exhaustivo y disculpándose por los olvidos, mencionaré a algunas de ellas: Cuatro Semanas (vinculada a Le Monde Diplomatique), Escuela de Noche (de la Escuela de Letras), Veintiuno (relacionada por el Partido Popular), Isegoría (de filosofía moral y política y dirigida por Javier Muguerza), Libertad Sieta y Viento del Sur (políticas, vinculadas al pensamiento radical de la izquierda), Ni hablar, Kilómetro Cero, Crisis, Cuadernos del Este (editada por la Universidad Complutense), Revista de Pensamiento Crítico, Viridiana (de guiones de cine), Ecología Política, etcétera. Todas ellas forman parte de la otra cultura, de la que se habla y se escribe muy poco.

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