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Apoyo incondicional de González a la política nuclear de Pakistán

Benazir Bhutto tenía motivos para sentirse satisfecha después de escuchar a Felipe González. El presidente del Gobierno español, su homólogo y su anfitrión en Madrid, manifestó ayer un respaldo casi incondicional a la política nuclear de Pakistán, algo insusual entre los responsables occidentales, especialmente por parte de EE UU, que sancionó a Islamabad en 1990 por haber ido demasiado lejos en la fabricación de la bomba atómica.

En el último acto de su primer viaje oficial a España, la primera ministra reiteró que su país poseía "los conocimientos tecnológicos" para fabricar armas atómicas, pero que "no lo haría" porque estaba moralmente "comprometido" con la no proliferación nuclear.No está, sin embargo, dispuesta a firmar el Tratado de No Proliferación (TNP) porque "hay una amenaza por parte de la India" que hace 20 años llevó a cabo su única prueba nuclear. Sí lo suscribirá cuando Nueva Delhi haga otro tanto.

"Buscamos una aplicación regional del TNP", prosiguió, "para convertir al sur del continente asiático en una zona desnuclearizada". Hasta entonces, "el hecho de que Pakistán cuente con los conocimientos para fabricarla es nuestra disuasión" frente a la India.

Pero, ¿por qué entonces en agosto un ex primer ministro paquistaní, Nawaz Sharif, y con anterioridad algunos mandos militares paquistaníes han asegurado que poseen el arma nuclear? Bhutto no perdió la compostura. Contestó sonriente que Sharif "decía lo contrario cuando era jefe del Gobierno y ahora, en privado, sigue afirmando lo mismo que antes". "Se sabe que en público un jefe de la oposición tiene que poner en aprietos al Gobierno".

Sin elevar la voz, mostró cierto disgusto. En lugar de "poner en duda" los desmentidos de su Gobierno, los occidentales deberían más bien elogiar la política de "autorrestricción" en materia nuclear que se ha impuesto y que, además, goza en Pakistán de un amplio consenso del que. los ciudadanos están "orgullosos".

González dio por buenas las explicaciones que recibió. Calificó de "absolutamente correcto el planteamiento de la señora primera ministra". Si el Ejecutivo español se sumó al TNP y Pakistán no lo hace, es porque "no están en la misma situación". "Naturalmente cuando una nación toma tal decisión [de firmar] le gustaría que las demás también lo hagan", añadió, justificando el empeño paquistaní de que el Gobierno indio lo haga simultáneamente.

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Cachemira es el otro gran asunto que preocupa a Bhutto, hasta el punto de querer llevar su campaña en pro de la autodeterminación de ese territorio a la próxima Asamblea General de la ONU. En esa región fronteriza, poblada por musulmanes pero administrada en su mayoría por la India, se producen, denunció, "atrocidades".

"Les invito a ir a ver los campos de refugiados, los bombardeos en la línea de alto el fuego y la destrucción de nuestros pueblos", de los que responsabiliza al Ejército indio. Para exponer las líneas maestras de su ofensiva diplomática sobre Cachemira, la primera ministra se reunió ayer con sus embajadores en Europa.

Bhutto no explicó por qué había, elegido Madrid para esta reunión, pero está claro que tiene un gran concepto de España, especialmente por su pasado musulmán. "España es un puente entre cristianos y musulmanes, es un país especialmente sensible" a sus planteamientos, dijo. Además, añadió literalmente, "lugares como Córdoba y La Alhambra son bien conocidos en Pakistán".

Primero quiso concluir su visita precisamente en Córdoba y, cuando todo estaba preparado, cambió de parecer, causando auténticos quebraderos de cabeza al servicio de protocolo y a su escolta española. Hoy irá finalmente a Granada.

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