Solbes advierte que la inflación obliga a reajustar el presupuesto
El tirón de la inflación en agosto, con una subida del 0,6%, cayó ayer como un jarro de agua fría en el seno del Gobierno. No sólo porque el incremento sitúa el IPC acumulado en el 3,2% -a sólo tres décimas del previsto para todo el año-, sino porque obliga a replantear las negociaciones con CiU sobre los presupuestos para 1995, según aseguró ayer el ministro de Economía, Pedro Solbes.
El objetivo del Ejecutivo es aprobar el proyecto de presupuestos en la reunión del Consejo de Ministros del próximo 23 de septiembre. Agosto es un mes tradicionalmente inflacionista, pero este año se ha juntado la subida de las tarifas telefónicas (un 30% las urbanas) a la de los alimentos frescos y los combustibles. La Bolsa de Madrid llegó ayer a bajar casi cinco puntos, aunque se recuperó después del mediodía. El Banco de España reaccionó con prudencia y decidió mantener en el 7,35% el precio oficial del dinero.
El aumento de los precios en lo que va de año -"sombras e incertidumbres en un contexto económico claramente positivo", en palabras de Pedro Solbes- impone recortes en algunas partidas presupuestarias.
El ministro parece plantearse un presupuesto más restrictivo que el contemplado hasta ahora en las negociaciones con Convergència i Unió (CiU) con el objetivo de cerrar un pacto que asegure la mayoría en el Parlamento.
La colaboración entre socialistas y los nacionalistas catalanes sigue siendo para el Gobierno la principal garantía de estabilidad. El vicepresidente Narcis Serra, en una reunión que mantuvo ayer con los grupos parlamentarios socialistas del Congreso y del Senado, afirmó que el pacto con CiU "beneficia a todos los españoles". Serra se comprometió a hacer públicos los acuerdos con CiU para salir al paso de las acusaciones del PP de que existen contrapartidas inconfesables al apoyo que Jordi Pujol brinda al Gobierno.
