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GUERRA EN LOS BALCANES

Juan Pablo II suspende su visita a Sarajevo

Juan Pablo II se ha empeñado hasta el último momento para tener que enfrentarse al final con la evidencia. Las "garantías suficientes de seguridad" para su persona, pero sobre todo para la población que acudiría a verle, resultan inalcanzables en las circunstancias de Sarajevo. El Pontífice había condicionado el sábado a la existencia de esas garantías razonables su visita a la ciudad martirizada por la guerra. Ayer, durante una comida en el Vaticano, se tomó la decisión. Y el veredicto fue negativo. "Por sentido de responsabilidad", según un comunicado vaticano, el viaje del Papa queda aplazado.

El secretario de Estado, cardenal Angelo Sodano; su sustituto, monseñor Giovanni Battista Re; el jesuita Roberto Tucci, presidente de la Radio Vaticana y organizador habitual de los viajes del Pontífice, así como otros dos miembros de la Curia fueron los llamados a la mesa del Papa para dar la última consideración a un tema que no terminaba de resolverse.Desde la tarde del sábado, cuando el Papa pidió a los fieles congregados para el rezo del rosario ante su residencia veraniega de Castelgandolfo que oraran por el buen éxito de su viaje, ningún portavoz vaticano ha podido hacer más que confirmar que la decisión seguía en el aire.

Entretanto, los francotiradores continuaban disparando sobre las mismas calles de la capital bosnia que Juan Pablo II pensaba recorrer, e incluso sobre el estadio adjunto al Palacio de Hielo, en el que proyectaba celebrar una misa ante 25.000 fieles. Los serbios recrudecían los bombardeos sobre la llamada bolsa de Bihac, enclave musulmán al noroeste del territorio controlado por ellos. Para mayor confusión, la ONU responsabilizaba a los musulmanes de la bomba lanzada contra el aeropuerto el pasa do 18 de agosto, poniendo de manifiesto que en Sarajevo es más fácil ver el tiro que saber de dónde ha venido.

Insólita peregrinación

Sólo el empeño de Juan Pablo II, que comenzó a hablar de la posibilidad concreta de este viaje ya el pasado mes de febrero, explica que los preparativos de la visita continuaran como si nada, arrastrando en la expectativa a varios cientos de funcionarios y periodistas hasta la ciudad llamada a recibir esta insólita peregrinación del Pontífice.

La televisión estatal italiana tenía ya todo dispuesto para realizar una transmisión íntegra y en directo del viaje más peligroso y espectacular que un Papa habría realizado desde el medioevo. Poco antes de las tres de la tarde de ayer, partió hacia Sarajevo, a bordo de un avión de las fuerzas de la ONU, el célebre papamóvil blindado desde el que Juan Pablo II pensaba saludar a los ciudadanos de la capital bosnia. A la misma hora, una fuente no identificada de la ONU en la antigua Yugoslavia declaraba a la agencia Reuter: "Creemos que hay un 98% o 99% de probabilidades de que la visita se realice. El Papa nos ha hecho entender claramente que para él esta visita tiene una gran importancia personal".

Eric Chaperon, portavoz de la ONU en Sarajevo, precisaba, sin embargo, en cuanto se conoció la declaración precedente, que "aún no se ha tomado ninguna decisión oficial sobre el viaje del Papa a Sarajevo".

En realidad, las noticias que para esa hora y pese a la continuación de los preparativos salían del Vaticano eran totalmente negativas. Hasta el punto de que se podía considerar que el anuncio oficial de la anulación del viaje era cuestión de pocas horas.

La espera concluyó a las 19.00, cuando se anunció el "aplazamiento" sin fecha de la visita. La reiterada advertencia de la ONU en el sentido de que incluso en un periodo de riesgos no excepcionales nadie podía garantizar que el Papa o las personas que estuvieran en su entorno fueran asesinadas en Sarajevo, ha impuesto, finalmente, todo su peso racional sobre el proyecto de viaje. "En una ciudad como ésta, no existen garantías absolutas para nadie. Ni siquiera para el Papa", manifestó ayer Michael Williamas, otro portavoz de la ONU.

En la reunión celebrada ayer en el Vaticano, se tomó en consideración también el rechazo al viaje papal por parte del dirigente serbio Radovan Karadzic, expresado en su entrevista con el nuncio el pasado sábado, que minó las bases diplomáticas de una visita planteada como de paz y perdón entre todas las comunidades. La iglesia ortodoxa serbia, que hace unos meses parecía más favorable a la visita, había manifestado también una oposición frontal a la presencia en Sarajevo de Juan Pablo II.

De ahí que como justificación de la anulación de la visita el comunicado vaticano expusiera que "al motivo de no exponer a graves riesgos a los que esperan al Papa en la capital bosnia, se ha añadido la preocupación de evitar que el viaje a Sarajevo en este momento pueda ser mal entendida y aumentar las tensiones".

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