El comportamiento de Borís YeItsin en Berlín provoca vergüenza incluso entre sus partidarios
![Pilar Bonet](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/https%3A%2F%2Fs3.amazonaws.com%2Farc-authors%2Fprisa%2F20305dc5-7626-4aae-ba59-6e4ab29f2aac.png?auth=637102860dc774e4edecc8d35394dc6e08d620e804b66b7dbdb83c18f1a37160&width=100&height=100&smart=true)
El comportamiento no protocolario del presidente Borís Yeltsin durante la despedida de las tropas rusas esta semana en Berlín ha causado desagrado entre sus compatriotas, incluidos los mismos partidarios del líder ruso. El prestigioso diario Izvestia manifestó ayer en primera página que "millones" de ciudadanos habían experimentado, "sentimientos de extrema in comodidad e incluso de vergüenza" cuando Yeltsin arrebató la batuta al director de una orquesta y comenzó a utilizarla con gesto torpe, asumiendo así una función "totalmente inapropiada" para un líder.
Al presidente le faltó "la autocrítica de una persona de pensamiento sobrio", señala Albert Plutnik, el firmante del artículo, en una clara alusión a la afición de Yeltsin a la bebida, y su comportamiento caricaturesco, agrega, puede ser comparado al de Nikita Jrugchov, que golpeó con un zapato la tribuna de la ONU, o Léonid Brezhnev, que se colgó literalmente del cuello de un actor norteamericano.Otros periódicos de oposición antiyeltsinistas publican una foto en la que el presidente aparece en Berlín con el gesto crispado y la copa en la mano. Sin embargo, las críticas a Yeltsin, que son habituales en los periódicos de la oposición, tienen un valor cualitativo distinto al aparecer en Izvestia, que actualmente está gestionado por el colectivo de la redacción y financiado por uno de los nuevos grupos empresariales rusos. Dada la clara línea editorial de apoyo a las reformas que mantiene el periódico, el artículo parece un serio indica dor de la insatisfacción que el presidente suscita en la élite reformista.
La gravosa presencia de una numerosa corte de allegados presidenciales en Berlín fomenta la impresión, según el periódico, de que la liquidación de una oposición parlamentaria, seria ha "generado cierta actividad descontrolada en las estructuras presidenciales".
Yeltsin, que fue elegido en 1991 con un programa de reforma y democratización, ha mantenido los privilegios de la élite comunista contra los que en el pasado decía luchar, que incluyen sastres y zapateros artesanales y emplean a un total de 40.000 personas bajo la dirección de Pável Borodín. En una reciente entrevista, este funcionario ha reconocido que la clase dirigente está fuera de todo control, y ha afirmado que esto es "un problema de la cultura nacional".
Rusia carece de un poder judicial fuerte. El Tribunal Constitucional no ha comenzado a funcionar aún, pese a que el Parlamento aprobó la nueva ley que regula el funcionamiento de este organismo, y el jefe de la Administración presidencial, Serguéi Filátov, ha expresado la intención de castigar a los jueces de la sala de lo militar del Tribunal Supremo que absolvieron al general Valentín Varénikov de la acusación de participar en el golpe de Estado de agosto de 1991.
Sobre el telón de fondo del descontrol y la corrupción está adquiriendo. gran relevancia la figura del general Alexándr Lébed, que dirige el 14º Ejército con sede en la región secesionista del Transdniéster, en Moldavia. Lébed, que ha dado pruebas de ser un hombre íntegro y que no toma alcohol, está siendo-cortejado incluso por sectores liberales rusos, entre los cuales se está afianzando la idea de que el militar podría ser un buen candidato a asegurar de forma eficaz- y coherente el orden social necesario para la transición a la economía de mercado.
Ante la actitud ambigua con la que se ha abordado la retirada de las tropas rusas de Alemania, Lébed ha dicho que "de Alemania y el Báltico se marcharon unos lastimosos restos del Ejército. Habría que haberse marchado con dignidad, con belleza, tras haber saldado todas nuestras cuentas". El general ha dicho que es necesario formar "una ideología nacional de unidad, sin la cual no es posible la reforma ni del Ejército ni del Estado".
[Por otra parte, Yeltsin firmó ayer con su homólogo chino, Jiang Zemin, un acuerdo por el que los misiles nucleares de ambos países, dejarán de apuntarse. Yeltsin y Jiang también pusieron fin a las disputas territoriales que durante mucho tiempo han enturbiado las relaciones entre Pekín y Moscú al firmar un acuerdo sobre demarcación jurídica de la parte occidental de la frontera chinorusa, informa Efe.]
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
Sobre la firma
![Pilar Bonet](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/https%3A%2F%2Fs3.amazonaws.com%2Farc-authors%2Fprisa%2F20305dc5-7626-4aae-ba59-6e4ab29f2aac.png?auth=637102860dc774e4edecc8d35394dc6e08d620e804b66b7dbdb83c18f1a37160&width=100&height=100&smart=true)