Major considerará abierto el proceso de paz cuando el IRA aclare que el alto el fuego es permanente
Cuestiones semánticas parecen haber congelado la respuesta del Gobierno británico al alto el fuego del IRA que entró en vigor a las cero horas de ayer. Después de que la noche del miércoles comparecieran ante las cámaras de la televisión, en intervenciones separadas, los primeros ministros de Irlanda, Albert Reynolds, y del Reino Unido, John Major, para calmar los ánimos alterados de los unionistas, el silencio oficial fue ayer la tónica. Tan sólo hubo un comunicado de Downing Street en el que se insiste en la necesidad de que se aclare si la oferta es permanente y a ello supedita el proceso de paz.
Hasta que esa aclaración no se produzca por parte del Sinn Fein, la rama política del IRA, el Gobierno británico no considerará abierto el proceso que ha de dar paso a las conversaciones exploratorias para lograr una paz definitiva en el Ulster.Tan enérgica respuesta de Londres contrasta, sin embargo, con lo que parece constituir la primera medida de buena voluntad del Gobierno de John Major, que ayer ordenó el traslado a Irlanda del Norte de cuatro presos del IRA, entre entre ellos Patrick Magee, uno de los acusados del atentado de Brighton de 1984 en el que la organización trató de asesinar a la entonces primera ministra conservadora Margaret Thatcher.
El Gobierno de Londres ha negado que esa decisión se haya producido en recompensa por el alto el fuego del IRA en su guerra para expulsar de Irlanda del Norte a las tropas británicas que llegaron en 1969 para hacer frente a los disturbios civiles entre católicos y protestantes. Además Major ordenó ayer una investigación sobre el traslado de los cuatro presos citados y, según una portavoz del Gobierno de Londres, la decisión fue tomada por el servicio de prisiones sin consultar con las autoridades del Ministerio.
La repatriación de unos 400 presos del IRA a Irlanda del Norte era una de las exigencias de Gerry Adams, presidente del Sinn Fein y líder político del IRA, para que se produjera el alto el fuego.
El único protagonista político de alto rango que ayer multiplicó sus intervenciones ante la prensa en relación con el alto el fuego fue precisamente Gerry Adams. Convertido en la estrella de este último y exitoso capítulo del proceso de paz que se inició hace dos años, Adams volvió a insistir en que las cosas están nítidas en el texto que anuncia el alto el fuego del IRA. "El texto está claro, significa lo que dice", manifestó.
A juicio de Adams, la interpretación que ha hecho del comunicado el primer ministro de Irlanda, Albert Reynolds, es la correcta. Reyno1ds, el más optimista de los políticos implicados en este proceso, señaló sin ambigüedades: "La guerra ha terminado".
El 'número dos'
Por si las aclaraciones de Gerry Adams fueran insuficientes, también el número dos del Sinn Fein, Martin MacGuiness, reiteró que el texto del IRA no necesita mayores precisiones. Por su parte, y mientras el ministro de Asuntos Exteriores de Irlanda, Dick Springs, preparaba las maletas rumbo a Washington donde hoy se entrevistará con el presidente norteamericano Bill Clinton, John Major se mantuvo silencioso en su despacho de Downing Street.
El líder de la oposición laborista, Tony Blair, compareció ante las cámaras de la BBC para manifestar su total apoyo al Gobierno conservador en estos trascendentales momentos. En cuanto a los problemas semánticos del comunicado del IRA, Blair insistió en que "lo que importa no son las palabras, sino el significado de ese texto".
La prensa británica, que dedicó ayer un espacio excepcional a la anunciada paz en el Ulster, se pregunta qué otros pasos de buena voluntad está dispuesto a dar el Gobierno de John Major. Aunque no es previsible una retirada espectacular de tropas -más de 18.000 soldados siguen patrullando como de costumbre toda Irlanda del Norte-, es probable alguna medida testimonial en este sentido.
Una de las cuestiones quizás anecdótica es el mantenimiento aún de la prohibición de recoger la voz de Gerry Adams y demás líderes del Sinn Fein, que afecta a la radio y televisión británicas.
En los últimos momentos cumbres vividos por Adams, las cadenas de radio y televisión han tenido que utilizar los servicios de actores para doblar las palabras del líder republicano.
La cautela de Londres en éste como en otros aspectos, se mantiene. Otro tanto ocurría ayer en el cuartel general del Partido Unionista del Ulster. Su líder, James Molyneaux, parece haber aceptado el compás de espera que ha impuesto el primer ministro, John Major.
La batalla de las aclaraciones
La insistencia del Gobierno británico en que el IRA aclare el significado de su comunicado de alto el fuego recuerda notablemente, a la actitud mantenida por el propio Sinn Fein tras hacerse pública la declaración de Downing Street. En un tira y afloja que duró meses, desde que el 15 de diciembre los primeros ministros de Irlanda, Albert Reyrio1ds, y del Reino Unido, John Major, respectivamente, firmaron este texto que daba paso a un proceso de paz, hasta junio en que la aclaración se produjo, el Sinn Fein no dio tregua a Downing Street.Después de numerosas y rotundas negativas a aclarar lo que a su juicio estaba claro, John Major aceptó firmar un nuevo texto explicatorio que era, incluso, más largo que el de la propia declaración de Downing Street.
Tampoco Gerry Adams, presidente del Sinn Fein, rama política del IRA, lo aceptó a la primera. Durante largas semanas, los miembros del Sinn Fein sometieron la declaración a un exhaustivo examen. Por fin, a finales del mes de julio y en una conferencia extraordinaria celebrada en la República de Irlanda, el Sinn Fein anunció, en su habitual lenguaje críptico, que aceptaba la aclaración, aunque no en su totalidad.
En todo caso, no hay nada accidental en la forma en que el IRA ha redactado su trascendental comunicado. Cada palabra, cada coma, el alcance de cada término, está minuciosamente calculado, porque la palabra, en política, es un arma delicada, y en Irlanda del Norte mucho más. Ya lo ha explicado Gerry Adams con una cita casi bíblica: el texto es el que es, no hay que darle más vueltas.
Después de todo, tampoco se hace referencia al fin de la violencia de forma textual, sino al cese de las operaciones militares. El Sinn Fein considera que, a buen entendedor, pocas aclaraciones hacen falta.
En todo caso, la controversia a propósito del término "permanente" puede significar también un intento por parte del Gobierno británico de ganar tiempo.
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