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Londres niega haber pactado 'bajo cuerda' con el IRA

La hora del anuncio de un alto el fuego del IRA -permanente, según todos los indicios- se acerca. En un intento de moderar el entusiasmo nacionalista irlandés y de mitigar el creciente temor de los sectores protestantes, el Gobierno británico difundió ayer un escueto comunicado en el que asegura no haber llegado a ningún acuerdo bajo cuerda con los nacionalistas del Ulster para allanar el terreno a la anunciada tregua del IRA. El líder del Sinn Féin -brazo político del IRA-, Gerry Adams, anunció ayer que el anuncio de una tregua era inminente.

Por el contrario, la posición oficial no ha cambiado y el Gobierno de John Major insiste en que sólo aceptará un cese per manente de la violencia terrorista para sentarse a negociar con el Sinn Féin.Mientras líderes unionistas radicales y moderados reclama ban en las últimas horas que el Gobierno Major no traicione al pueblo de Irlanda del Norte y no dé un paso adelante sin con vocar un referéndum, todavía resonaba en los oídos de todos la declaración hecha pública el lunes por la noche por Gerry Adams, presidente del Sinn Féin, brazo político del IRA. Adams reconoció que el Ejército Provisional Irlandés está de punto de anunciar una tregua que ponga fin a la violencia nacionalista que se ha cobrado más de la mitad de las 3.000 vidas que se ha llevado por delante en los últimos 25 años esta guerra latente.

El presidente del Sinn Féin aseguró haber puesto en antecedentes a los responsables del grupo armado de que "existe una coyuntura favorable Dará intentar un acuerdo pacífico y democrático". "Estoy satisfecho", añadió Adams, "de que el nacionalismo irlandés, gracias a una adecuada movilización, haya logrado un peso, una confianza política y un apoyo suficiente como para ser portador de los cambios para alcanzar una paz justa y dura dera. Esto es lo que he puesto en conocimiento del IRA".

El entusiasmo nacionalista, al que se sumó ese mismo día el cardenal católico de Irlanda, Cahal Daly, ha sido acogido con sombrías palabras por la ilegal Asociación de Defensa del Ulster, para quien las declaraciones de Adams, lejos de ser un paso decisivo hacia un acuerdo de paz, constituyen un recibo para la guerra civil. Durante este largo fin de semana -el lunes fue fiesta en el Reino Unido- se han sucedido las declaraciones de líderes políticos exhortando al Gobierno británico a hacer un gesto en esta hora de esperanza.

Tanto el primer ministro irlandés, Albert Reynolds, como el líder del más importante partido católico (SDLP), John Hume, consideran sincera la actitud del Sinn Féin y merecedora de alguna respuesta por parte de Londres.

Todo ese clima de consenso entre los sectores católicos ha atizado las sospechas protestantes de que Londres y Dublín han hecho concesiones secretas al IRA para propiciar la esperada tregua. Del estado de ánimo de los protestantes dan idea unas recientes declaraciones de Godfrey Brown, un antiguo moderador presbiteriano, quien el lunes declaró: "Tengo que manifestar la enorme sensación de miedo y traición que existe en la comunidad unionista, en especial entre la clase trabajadora, que teme haber sido entregada como parte de alguna clase de trato secreto".

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Dos explosiones

La policía británica teme que antes del anuncio de una tregua el IRA se despida con un atentado de gran envergadura. Anoche, dos artefactos estallaron en el sector oeste de Belfast sin causar víctimas. Uno ante una comisaría de policía y otro cerca de un campamento militar. Ninguno de los ataques fue anunciado y ningún grupo se atribuyó su autoría. Fuentes policiales declararon que anoche desactivaron un tercer artefacto de 200 kilos de peso en el interior de una furgoneta en el condado de Tyrone.El peso del lobby irlandés en EE UU ha jugado un papel esencial en el desarrollo de los acontecimientos en Irlanda durante la última semana. La situación actual guarda indudable relación con la visita de una delegación no oficial norteamericana que mantuvo entrevistas con el Gobierno irlandés en Dublín y con diversos representantes de las fuerzas políticas norirlandesas entre el jueves y el pasado sábado.

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