La policía rusa detiene a dos personas que habían robado 10 kilos de uranio en una ciudad secreta
Dos personas con casi 10 kilos de uranio fueron detenidas después de que robaran este material radiactivo en la ciudad secreta rusa le Arzamas-16. La operación para capturar a los ladrones fue realizada el domingo conjuntamente por el Ministerio del Interior y el Servicio Federal de Contraespionaje, informó ayer esta última institución. La últíma captura de uranio pone en evidencia que puede haber contrabando atómico en Rusia, aunque los responsables del complejo nuclear tratan de tranquilízar a la opinión pública asegurando que al menos el plutonio militar está bien custodiado.
El material robado del Centro Nuclear de Arzamas-16 es uranio 238, que se utiliza como combustible en las centrales atómicas rusas. Las investigaciones comenzaron después de que el Centro Nuclear denunciara a los servicios de seguridad la desaparición de cinco kilos de uranio 238, y culminaron con la detención de dos ingenieros en paro, a quienes se les incautaron nueve kilos y medio del material radiactivo, informó ayer Serguéi Vasíliev, portavoz del Servicio Federal de Contraespionaje. Los nombres de los detenidos se mantienen en secreto.Yurí Yakilíyev, subdirector del Centro Nuclear, se negó ayer a confirmar o desmentir el robo de nueve kilos y medio de uranio, pero, en conversación telefónica con un corresponsal de la agencia Tass, aseguró que "todos los ciudadanos de Rusia pueden estar tranquilos, porque el sistema de protección de Arzamas-16 funciona perfectamente". Yakilíyev denunció una "campaña para crear la impresión de que las instalaciones nucleares rusas están mal protegidas
El uranio 238 puede utilizarse exclusivamente en la energética atómica -se fisiona sólo en los reactores de neutrones rápidos- y no sirve para producir armas nucleares. Una barra de combustible pesa 150 kilos y para cargar uno de los tipos de reactores que se usan en Rusia se necesitan cerca de 60 toneladas de combustible, informaron en Rosenergoatom, la institución que coordina el trabajo de todas las centrales nucleares rusas. Por eso, los especialistas no se explican para qué los dos parados robaron una cantidad tan pequeña.
El uranio 238 es un producto que una serie de empresas de diversos países venden oficialmente. En Rusia la firma Texnabexport es la que se encarga de comercializar este material, cuyo precio oscila entre 12.500 y 25.000 pesetas por kilo.
Este último robo de uranio demuestra que en la custodia de los materiales radiactivos hay eslabones débiles y que si el plutonio militar está bien protegido que algunos países occidentales dudan- otros materiales fisibles pueden ser objeto de contrabando. Ahora lo que hay que averiguar, dicen los rusos, es el destino del material robado, para poder saber con qué fines pretenden utilizarlo.
Los especialistas del Instituto Kurchátov -donde se obtuvo la primera muestra de plutonio militar en Rusia- están preocupados por la forma en que se protegen los materiales radiactivos. El actual sistema es insatisfactorio, ya que fue creado hace decenas de años, señaló esta semana el académico Nikolái Ponamariov-Stepnói, vicepresidente del citado Instituto. "No existe una protección absoluta. Los atacantes se perfeccionan y los defensores deben modernizarse", dijo.
Ataques terroristas
Nikolái Bóndarev, director de seguridad del Instituto Kurchátov, opina que el sistema de protección de las instituciones nucleares no corresponde a los tiempos modernos, ya que no prevé defensas contra ataques de grupos terroristas. "Antes en Rusia no existían grupos criminales organizados, y hoy no sabemos si podríamos resistir en el caso de que se propusieran apoderarse de materiales radiactivos", manifestó Bóndarev."El sistema de defensa de sustancias fisibles debe mejorarse con los esfuerzos conjuntos de todos los países", piensa Ponomariov-Stepnói y actúa en consecuencia: el Instituto Kurchátov ya ha firmado una serie de contratos con laboratorios norteamericanos para trabajar en los sistemas de registro y control de estos materiales.
Mientras tanto, el presidente ruso, Borís Yeltsin, aprobó ayer el memorando de colaboración firmado el lunes pasado por el Servicio Federal de Contraespionaje y los servicios de Inteligencia de Alemania.
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