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Tribuna:OPERACIÓN 'FONDOS RESERVADOS' - ROLDÁN, NI VIVO NI MUERTO/ 18
Tribuna
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Una titi con muy mala follá

-Dentro de una semana, otra, vez aquí, si el jefe no da contraorden.-¿En qué dirección vais? 'Flues voy con vosotros. Siguieron por las catacumbas que de pronto se ramificaron en túneles y salas de cemento de hechura, re ciente. Los tres Roldanes desaparecie ton por distintas salidas y, en su ignorancia de las calles de Zaragoza, tras la última ausencia es peró Biscúter diez minutos para salir a un parking y, ya en el exterior, ante el edificio central de Ibercaja. El jefe no, iba a creer lo que él había descubierto y cuán cierto era que lo maravilloso a veces nos aguarda en Zaragoza y no hay que ir a buscarlo ni a Madrid, ni a Barcelona, ni a Damasco, ni a Samarcanda. El inspirado Biscúter se subió al un taxi y trató al taxista como a un chófer particular.

-Fermín, al Corona de Aragón.

Volviose el taxista sorprendido.

-¿Y cómo sabe usted que me- llamo Fermín?

La sorpresa era ahora de Biscúter. ¡El taxista se llamaba Fermín! Era su noche. Dio una propina de hijo de naviero griego con complejo de culpa y se metió en la discothéque. del Corona de Aragón concediendo un saludo menor al conserje. Encenció un purito Rey del Mundo que Carvalho, compraba expresamente para él de uvas a peras, se metió las manos en los bolsillos, puso las cejas en ángulo y se dejó llevar por una prepotencia que le aumentaba todos los tamaños. La dama evanescente estaba acodada en la barra transmitiendo Ja impresión de que aquélla no era su noche, ni Zaragoza su ciudad, ni España su país, ni parecía suya la Copa llena.

-He venido a darle las gracias, Irene.

No pareció reconocer a, su interlocutor..:.

-Y si no me llamara Irene ¿qué?

-¿Y si yo me llamara Peter... qué?

Rió Biscúter desde la cima de la noche y dirigió un ademán cariñoso a la muchacha que no se consumó en contacto.

-¡Pero si tú eres el tío de los futbolines ... !

La supuesta Irene se puso contenta, bebió la copa de un trago y sus ojos lanzaron estrellitas hacia su acompañante.

-¡Qué bueno lo tuyo, tío! ¡Cómo has dejado a aquel caretas ... ! Va por, la vida presumiendo de parecerse a Roldán y es tan fofo de alma como de cuerpo y aún tiene el tío el bazo de bajarse los pantalones en público.

-¿No es tu ... ?

-¡Nada! ¡Qué va a ser tío mío! Yo tengo todo lo que necesito. Mi marido me espera todas las noches hasta las cinco de la madrugada y besa por donde piso... ¿Cómo voy a sentir yo algo por ese. piernas? Me parece que antes vendía coches y en plena crisis le ofrecieron venirse a Zaragoza y pasarse todas las noches jugando al futbolín y cosas así... Oye... ¿Te han dicho que tienes un tipito precioso de hombreportátil? Mi marido también es chiquitín... chiquitín...

El camarero secundó la orden de Biscúter, rellenó la copa de la mujer repuso el whisky en el apurado vaso del Sombre y dedicó a la pareja una mirada que reflejaba su profundo escepticismo sobre el porvenir de la humanidad.

-Y es que está buena Zaragoza... ¿Leíste en el Heraldo de Aragón lo que contaban el otro día del alcalde y Agustina?

-Zaragoza, la moderna Babilonia. Me gusta como mueves los labios, Irene:

-¡Bingo!

-Quisiera que me contaras cosas ... cosas... cosas ... pero no aquí...

-Otra vez ibingo.... Me dices unas preciosidades que' nunca me ha dicho nadie.

Recogió el bolso que tenía sobre la barra, se lo puso en bandolera y ordenó:

-Paga y sígueme.

Salieron al hall, a la calle, la siguió Biscúter hasta el parking, subió al coche japonés de la titi y admiró su conducción serena por una Zaragoza entregada a miles de noctámbulos muertos de calor. Aparcó en un garaje privado, con ascensor directo a los pisos y, nada más entrar en él, cogió a Biscúter por el cogote y le comió los labios. Se enredó el hombre en la mujer liana y lo había conseguido cuando se detuvo el ascensor. Corrió en pos de la entregada hembra, se zambulló en el rectángulo. de la puerta abierta y cuando quiso recuperar la lógica de la situación, le pareció que algo había cambiado. La titi le miraba con cara de cachondeo y Roldán le tendía una mano... ancha...

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