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"América Latina camina hacia el autoritarismo"

Juan Jesús Aznárez

Carlos Andrés Pérez, en prisión domiciliaria a 20 kilómetros de Caracas, asegura que le duele decir algo que considera cierto: "El empresariado nacional ha demostrado una cobardía tremenda en esta etapa, porque no ha sabido defender sus derechos y desde luego reconocer los errores que se habían producido en muchos campos de la economía". El ex presidente de Venezuela, procesado con acusaciones de corrupción que rechaza, presagia convulsiones sociales y una crisis peor que la que atraviesa su país, sujeto a la suspensión de garantías constitucionales y al control de cambio y precios."¿Qué desea tomar, señor presidente?", pregunta el camarero. "Té también", dice Pérez en su despacho de la finca La Ahumada, enclavada sobre una altura frondosa y limpia. "Ésta es mi octava cárcel, la mejor". Un coche patrulla vigila fuera, y abre el portalón de la casona un paisano, pistola al cinto. "El momento es muy grave, y, desgraciadamente, con toda esta destrucción, vamos a tener que comenzar de más abajo. Los reajustes económicos van a tener que ser más duros que los que hice".

Trajeado, de apariencia saludable, toma asiento en una butaca de cuero situada frente a una pintura que recuerda su investidura presidencial. Pérez admite que "realmente se crearon problemas muy graves en la banca que estallaron ahora y tuvieron un manejo criminal. Pero si en Venezuela, que ya había modificado su legislación, se hubieran aplicado las formas que se usaron en España para Banesto no se hubiera desatado la crisis".

Carlos Andrés Pérez, de 72 años, en la política desde los 14, coincide con la necesidad del control de cambios, pero critica la conducción política y económica del Gobierno de Rafael Caldera, a quien considera atrapado por un discurso electoral populista y contrario a la descentralización que defiende.

"Cuando desde arriba se dice al pueblo que la banca está dirigida por una mafia, qué persona sensata va a dejar un centavo en ese banco. Y eso fue lo que pasó. Eso desató una crisis indetenible". "Se dictaron numerosos autos de detención, más de 200, sin preparar los cargos. Aquí se está actuando como se actuaría en un país de tramposos. Se presume mala fe en todo el mundo y las leyes se convierten en trampas. Pareciera que todos los empresarios son delincuentes

Su exposición continúa sombría. "Mañana, millones de venezolanos se van a encontrar con que después de esta situación de angustia por sus fondos, todos (aquellos a los que se ha dictado auto de detención) han sido puestos en libertad. No pasó nada. Efectismo, espectáculo y creación de un ambiente global de desconfianza en los productores de bienes y servicios del país".

"No puede haber ninguna inversión extranjera en Venezuela", piensa, "porque las leyes que se han dictado son restrictivas y las que se anuncian son leyes restrictivas, punitivas más bien". El ex presidente afirma sentirse angustiado al observar una tendencia que considera pudiera ser muy grave para América Latina, que es una nueva modalidad dictatorial, "lo que yo llamaría el autoritarismo institucional, que comenzó en Perú y ya ha tenido un comienzo y desarrollo en este país". "Aquí se han suspendido las garantías fundamentales del ciudadano, que son el derecho al tránsito, el derecho a no ser preso sin un acto judicial, el derecho a la privacidad del hogar. (...) Se crea un estado de intimidación colectiva".

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Niega Pérez que el liberalismo durante su última Administración, que causó violentos disturbios, haya creado la actual situación. "Recibo al país en una profunda crisis y me decido a tomar una serie de medidas muy duras, pero inevitables. (...) El capitalismo crea desafueros y hay que controlarlo, pero también es el sistema en el que se desarrolla nuestra vida económica".

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