Patria chica
Que en tu pueblo suceda un hecho descomunal todos los años y tú lo digas te hace sospechoso. Si el hecho se viene repitiendo desde el siglo XIII y tú llevas también unos cuantos años hablando de él, los amigos te miran y sonríen compasivos. Insatisfecho sólo de contarlo, decides pasar a la acción, y logras llevar a la gente a ver el hecho descomunal. Un año persuasivo arrastré a dos escritores, poniéndoles el cebo de un grandioso embutido que comeríamos en una fonda del camino y un agua con poderes que mi madre destilaba en casa. Los escritores, Juan Benet y Javier Marías, emprendieron el viaje acompañados por dos señoritas, una cómica, la otra equilibrista. Los cinco devoramos el morcón de Albacete, y ellos cuatro bebieron del agua del bien y del mal. Aquel año, este artículo habría parecido propagandístico. Hoy lo es, pero no lo parece, porque ya el hecho que sucede en mi pueblo los 14 y 15 de todos los agostos sale en televisión, los periódicos lo recomiendan y vienen eruditos anglosajones a comprobarlo. Un misterio es que algo tan popular pero refinado como el Misterio de Elche siga vivo no siendo el ahorcamiento de una cabra acicalada, el tiro al dardo al toro o una autoflagelación en la plaza, los rituales festivos que en este país duran. Aparte de sensibilidad, genio y paciencia, cantar desde hace siglos esta proto-ópera ha exigido a los hombres de pueblo que la hacen fe y memoria. Fe no sólo -los que la tengan- en María Santísima, sino en el valor de identificación civil de un gesto artístico. Memoria para no traicionar a los que lo crearon y lo preservaron. Fe y memoria: ¿hay de esto ahora en España? Por eso uno es pueblerino en su patria una vez al año. Allí, al acabar la representación en la basílica se cierra el cielo y se ve a los cínicos abrir la boca, llorar a las cómicas, caerse de culo a las equilibristas.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.