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García Vargas promete en Mostar que los 1.500 españoles no se irán de Bosnia

La capital de Herzegovina está pacificada, pero aun, así los cascos azules españoles seguirán apuntalando la paz por lo menos hasta principios del año próximo. Así se lo prometió el ministro de Defensa, Julián García Vargas, a los alcaldes croata y musulmán de esta ciudad aún dividida. El titular de Asuntos Exteriores, Javier Solana, que también visitó ayer al contingente español, hizo reflexiones más políticas. Dejó entrever que a final de año se podría levantar el embargo de armas al que están sometidos los musulmanes.

Con la música de fondo de las voladuras controladas de minas y de algún que otro disparo de mortero de los serbios, apostados en el monte Crna, ambos ministros recorrieron bajo un sol de plomo la parte antigua de Mostar, controlada por los musulmanes y toda ella arrasada por los bombardeos de la milicia croata del HVO que duraron hasta principios de la primavera."Esto está planchado", afirmaba impresionado García Vargas después de haber escuchado al alcalde croata de la ciudad, Mijo Brajkovic, asegurarle que en el sector musulmán la "destrucción es más aparente que real". "Lo que hemos visto es bastante deprimente", proseguía apesadumbrado el titular de Defensa, "y no aumenta la confianza en el ser humano". "Esta visita", enlazaba, Solana, "nos deja una huella imborrable".

En las casas menos derruidas, en las calles ya desescombradas por los cascos azules españoles, la vida, sin embargo, vuelve. Algunas cafeterías acaban de colocar sus primeras sillas en la calle, reconquistando las aceras. "Nos da una gran alegría ver que la gente se sienta en las terrazas", afirma orgulloso el capitán Ramos.

Tras un homenaje, en el cuartel general de la Agrupación Córdoba en Medjugorje, a los 12 militares españoles muertos en Bosnia, Solana y García Vargas se dirigieron a Mostar para entrevistarse primero con Hans Koschnick, administrador civil de la ciudad nombrado por la Unión Europea, con el presidente de la federación croato-musulmana, Kresimir Zubak, y con los alcaldes croata y musulmán, Brajkovic y Safet Orucevic.

La ciudad está desmilitarizada y pacificada pero todavía perduran enormes "barreras psicológicas", recordó Solana. Para tratar de superarlas ambos ministros pidieron a las autoridades croatas que permitan la libre circulación de los habitantes de Mostar, lo que significa en claro que los musulmanes puedan cruzar al otro sector, más rico y dónde los servicios funcionan. Hasta ahora sólo pueden pasar con cuentagotas mujeres, niños y ancianos.

Otro síntoma de la reconciliación será la futura policía mixta croato-musulmana, que el alemán Koschnick intenta poner en pie. Para lograrlo, solicitó apoyo español y sus interlocutores le prometieron que le enviarán otros ocho Guardias Civiles que se añadirán a los dos ya destinados en Mostar.

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"Los españoles en Mostar son como el aceite que evita que chirríen las relaciones entre croatas y musulmanes". La frase, pronunciada por un colaborador de Koschnick, explica el interés de los ex beligerantes porque se prolongue la presencia del contingente ahora integrado por 1.456 hombres de los cuales dos compañías, unos 200 hombres, están desplegados a ambos lados de la ciudad.

"No parece que sea el momento de pensar en reducciones", subrayó García Vargas, deseoso de apaciguar los temores de sus interlocutores. "Además es ahora cuando más útiles están siendo nuestros hombres quitando escombros y poniendo a funcionar los servicios básicos" como el agua y la luz eléctrica. "Sólo cuando se entre en el campo de la ingeniería civil, acaso se produzca una sustitución de militares por civiles pero empezaremos a analizarlo a finales de año". "En todo caso, sería muy paulatino"

El ministro de Defensa explicó, en cambio, que por ahora los aviones F-18 españoles no se van a incorporar a la fuerza de la OTAN -integrada por EE UU, Francia, Holanda y el Reino Unido- que actúa en Bosnia. "Las dificultades logísticas de despliegue no se han podido resolver", explicó. Los aparatos españoles no caben en ninguna base aérea italiana, ni en Aviano ni en Sigonella, al lado de los F-18 norte americanos con los que deben compartir aparcamiento porrazo nes logísticas, explicó un colaborador del titular de Defensa. Los dos ministros regresaron anoche a Madrid.

No al levantamiento unilateral del embargo

El rechazo por los serbios de Bosnia del plan de paz propuesto por el llamado Grupo de Contacto ha incitado al presidente de Estados Unidos, Bill Clinton, a plantearse la posibilidad de intentar lograr este otoño que el Consejo de Seguridad de la ONU levante el embargo de venta de armas a los musulmanes o incluso a tomar esa decisión unilateralmente."Nos parecería mal un levantamiento unilateral por Estados Unidos", afirmó ayer Javier Solana en Mostar, porque "no se puede aceptar que ningún país se salte una decisión de la ONU". "Puede llegar el momento", reconoció, no obstante, "en que sea inexorable tomar esa decisión". El responsable de Asuntos Exteriores incluso ofreció una fecha aproximada: "Es posible que el debate se produzca en el Consejo de Seguridad antes de que acabe el año".

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