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La Audiencia Nacional intenta que los etarras en tercer grado paguen la indemnización a sus víctimas

La Fiscalía de la Audiencia Nacional, que dirige José Leopoldo Aranda, ha reclamado a Instituciones Penitenciarias la relación de todos los presos de ETA que han accedido al tercer grado -lo que supone que tienen un trabajo y van a prisión a dormir- para que paguen a sus víctimas las indemnizaciones a las que fueron condenados. Estas indemnizaciones, que suman en conjunto miles de millones de pesetas sólo en estos casos, nunca han sido pagadas, dada la sistemática declaración de insolvencia de los etarras condenados. Las indemnizaciones establecidas por la Audiencia oscilan entre 20 y 30 millones por asesinato, mientras que los daños por un atentado pueden superar los 200 millones.

La Fiscalía solicita en el escrito que ayer remitió al director general de Instituciones Penitenciarias, David Beltrán, los nombres de los reclusos de ETA que actualmente están clasificados en tercer grado, la fecha en que les fue concedida la progresión de grado y la institución o centro penitenciario que les controla, informa Servimedia. El ministerio público quiere saber también qué trabajos están realizando los etarras en tercer grado, en qué empresa y cuáles son sus ingresos.La Fiscalía ha abierto además otra vía para obtener los datos que precisa y ha solicitado a la Unidad de Policía Judicial de la propia Audiencia Nacional que investigue la empresa en la que estan trabajando nueve etarras, algunos con condenas por delitos de sangres, que recientemente han accedido al tercer grado, sus ingresos y situación patrimonial actual para que se les embargue parte de sus sueldos. Estos nueve miembros de ETA son Ramón Zapiráin, Franciso Javier Gallego Burguete, José Ramón Bidaburru Otaduy, Ignacio Apilanez Olalde, Juan José Iradi Lizarazu, Ángel Hernández Tiemblo, Joaquín Zubillaga Artola, Fermín Eliceche Ezcurra y José Miguel Sueskim.

El ministerio público reclama una investigación similar en el caso de los ex policías José Amedo y Michel Domínguez, condenados a 108 años por el caso GAL, quienes ayer solicitaron un nuevo permiso de cuatro días.

Fuentes de la Audiencia Nacional, que señalaron que la Fiscalía conoció el pase de estos etarras a tercer grado por la prensa, indicaron que es el tribunal sentenciador el que tiene la potestad para embargar una parte de los sueldos. Los reclusos en tercer grado deben cobrar, al menos, el salario mínimo interprofesional. La cantidad embargada dependerá, según estas fuentes, del montante del sueldo de cada recluso y de a qué indemnización tenga que hacer frente, por lo que el embargo puede prolongarse toda la vida laboral del preso.

La Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT) acogió ayer con satisfacción la decisión de la Fiscalía de la Audiencia Nacional, que coincide con una vieja reivindicación de esta asociación. Un portavoz de la AVT recalcó que, hasta el momento, ninguna víctima del terrorismo ha recibido "ni una sola peseta" de indemnización de los etarras condenados.

Mientras, el vicepresidente del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), José Luis Manzanares, terció ayer en la polémica sobre las reinserciones de condenados por terrorismo. Manzanares se mostró partidario de reformar la ley para que sólo los jueces puedan autorizar la progresión de reclusos al tercer grado y así evitar una posible utilización política de esta medida por el Gobierno.

El Vicepresidente del Poder Judicial criticó a la Administración Penitenciaria por utilizar la ley para "vaciar" de contenido la ejecución de las penas, al permitir que un condenado pueda pasar directamente al régimen abierto sin ni siquiera haber pasado un tiempo mínimo en la cárcel, según informa la agencia Efe.

José Luis Manzanares, quien intervino en El Escorial en uno de los cursos de verano de la Complutense, agregó que el Ejecutivo "tiene en sus manos los indultos, pero la ejecucion de la penas no son cheques en blanco para el Gobierno, sino que debe estar controlada por los jueces y, por tanto, no cabe hablar de ofertas generalizadas".

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