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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

La travesía del sida

EL PASADO fin de semana se inició en Yokohama (Japón) una nueva edición de la conferencia itinerante contra el sida. Es la décima reunión celebrada des de que se hicieron patentes los enormes estragos de la nueva enfermedad, aparecida en 1981 en el seno de la comunidad homosexual de Los Ángeles (California). Actualmente, dos tercios de los casos se concentran en el África subsahariana. El país anfitrión de este año ha declarado. hasta ahora apenas unos miles de víctimas de la epidemia, pero los números reales parecen ser mucho mayores. En toda Asia parece suceder lo mismo. Hasta hace cinco o seis años, los casos eran muy escasos en ese continente, pero es allí donde los expertos en salud pública sitúan ahora el foco de mayor expansión de la enfermedad en los próximos años. En el sureste asiático, los afectados se han multiplicado por ocho en el último año.Entretanto, los esfuerzos científicos por luchar contra el origen de la enfermedad se encuentran en punto muerto. Se han seguido produciendo avances en el tratamiento de los infectados, que alargan su vida y mejoran la calidad de ésta. Cada vez es mayor la expectativa de vida media del afectado desde el momento del diagnóstico. Numerosos medicamentos han logrado paliar y controlar el proceso de las 29 patologías ligadas a la infección (las tres últimas, la tuberculosis pulmonar, la neumonía recurrente y el cáncer invasivo de cuello de útero, según la nueva definición internacional de la enfermedad). Y sin embargo, seguimos lejos de la vacuna cuyo descubrimiento se creía inminente hace algunos años.

Así las cosas, son la educación y la prevención, y especialmente el uso del preservativo, las únicas armas existentes contra el contagio del sida, según recalca la Organización Mundial de la Salud (OMS). Por eso, esta organización no deja de insistir en que la convivencia con el sida es ante todo, y principalmente entre los jóvenes y los adolescentes, la conciencia de que no pueden bajar la guardia ante su insidiosa presencia. En España, los 3.120 casos registrados en los seis primeros meses de este año muestran que la enfermedad no sólo no retrocede, sino que avanza a un ritmo cada vez mayor. Y los 25.775 casos acumulados desde su aparición, hace 13 años, son un argumento inapelable para que los poderes públicos y la Administración sanitaria dediquen más recursos presupuestarios (el Plan Nacional contra el Sida sigue siendo la cenicienta de la sanidad pública) en concienciar a la población sobre la vital importancia que tiene un comportamiento responsable y bien informado para protegerse de la enfermedad.

El año transcurrido desde la última conferencia internacional, celebrada en Berlín, ha sido la travesía del desierto para los científicos. En este tiempo se ha puesto en duda la eficacia de algunos medicamentos para evitar la progresión de la enfermedad y se han cegado muchas de las vías de búsqueda de una vacuna contra el virus causante del síndrome. Mientras, las víctimas se multiplican y el número total de casos registrados por la OMS en un ano pasa de 2,5 millones a 4 millones en todo el mundo.

En este contexto, se cuestiona ya la eficacia de estas grandes conferencias internacionales, en las que, a veces, el espectáculo parece primar sobre lo científico. Los propios organizadores han decidido no celebrar la próxima hasta dentro de dos años, potenciando otros foros más restringidos y especializados. Eficacia, tanto en la investigación como en la información, es el pilar de esta lucha contra el sida.

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