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De labriego a especulador de lujo

El empresario Martin Ferriol murió hace dos semanas con sólo 600.000 pesetas en el bolsillo

Martín Ferriol quiso jugar a mago de las grandes finanzas y como pícaro espabilado, amigo de políticos y empresarios, montó en Mallora su banco privado y secreto y desarrolló una maquinaria para hacer facturas y contabilidades imaginarias o dudosas. Sin embargo, murió hace dos semanas con lo puesto.En sus tiempos, igual hipotecaba sin permiso por 1.000 millones una propiedad que falsificaba una minuta de notario o doblaba una factura de 500 millones librada por una importante constructora. Así -se sabe- estafó 5.000 millones de pesetas en 1992 a su amigo el jeque de Kuwait Al Hassawi. Entonces tuvo que huir a Londres, pasó por la cárcel y, megalómano depresivo, fue internado en el manicomio de Mallorca. Controló a su antojo, durante dos décadas, el patrimonio en España del potentado árabe -valorado en 50.000 millones de pesetas- y atesoró algunos miles de millones para sí, con métodos delictivos, documentados en 50 tomos de diligencias judiciales.

El singular hombre de negocios mallorquín falleció, indocumentado y en plena calle, con 600.000 pesetas encima para gas tos de bolsillo. El caso penal también ha muerto, pero el juez quiere saber si el Partido Popular y el PSOE u otras terceras - personas fueron agraciadas por la red que montó Martín Ferriol. En sus papeles hay anotaciones de presuntas dádivas -nunca reconocidas- a los dos partidos políticos mayoritarios.

Ferriol reintegró al banquero de Kuwait los millones extraviados y le pidió perdón. También se excusó con sus amigos de Mallorca: "Hemos ganado buenos dinerillos juntos limpiamente", escribió en una carta. Más tarde, calló y lo olvidó todo. Era un ex jornalero agrícola espabilado, avaro y ambicioso, que sabía que la ley del silencio impera en la atávica economía especuladora y contrabandista del Mediterráneo insular.

Acusado de múltiples estafas, falsedades y delitos fiscales, se sospecha que fue un presunto-corruptor de métodos directos. "Alcalde", le dijo a Ramón Aguiló, ex edil de Palma de Mallorca, "autorice el nuevo gran centro comercial y tendrá cuentas abiertas en Suiza o donde quiera, de parte de los propietarios".

El hiper no se levantó. Los promotores niegan radicalmente la oferta. A otros alcaldes de Mallorca, Ferriol les hizo otras propuestas dudosas. Al de Capdepera, por ejemplo, le ofreció una ambulancia o un coche funerario para el municipio si autorizaba una urbanización de lujo casi imposible. En otro municipio turístico, Llucmajor, pactó por escrito permutas de solares y compensaciones económicas.

Borrar la memoria

"A Martín, altos personajes le prometieron que sus terrenos serían urbanizables, pero fueron protegidos y preservados", explica C., abogado civilista. Martín, entonces, planteó un pleito reclamando 12.000 millones de pesetas a la Comunidad Autónoma de Baleares. Hoy, muchos políticos y empresarios borran de la memoria sus relaciones con el extinto agente inmobiliario y cónsul de Ecuador, que fue amigo del fallecido canciller de Austria Bruno Kreisky.

Ferriol dominaba varios idiomas y era un experto en los flujos de la especulación inmobiliaria y monetaria. Cuando huyó, dos años atrás, se le localizaron cuentas, depósitos, créditos e hipotecas multimillonarias en yenes, dólares, marcos y pesetas. Operaba tranquilamente en varios bancos españoles. En suiza y otros paraísos fiscales europeos y americanos nunca se averiguó cuál era la magnitud de la fortuna.

Los tres últimos años de vida del empresario mallorquín fueron de infarto: en el mes de agosto de 1992 fue detenido, denunciado por sus amigos y socios. Depositó una fianza de 2.000 millones de pesetas y huyó al extranjero. En Londres, seis meses más adelante, fue localizado y apresado cuando intentaba depositar dos millones de dólares en un banco. Cohabitó con los delincuentes y con los locos del psiquiátrico de Mallorca. Sus familiares le habían marginado. Ahora, hacía pocos meses que estaba en libertad bajo fianza.

"Las declaraciones a Hacienda de Martín Ferriol fueron siempre irrisorias aunque manejara inversiones especulativas de más de 3.000 millones de pesetas y tuviera un patrimonio de 2.000 millones", manifestó un conocedor del caso. El fisco le embargó cautelarmente bienes por valor de 400 millones de pesetas. El juez José Castro y los policías de la Brigada de Delincuencia Económica de Palma han contrastado miles de recibos, facturas, extractos, depósitos y certificados de cuentas aparentemente falsos.

Sólo en Palma de Mallorca el empresario fallecido controlaba más de 100 cuentas bancarias. Manejaba tres pasaportes falsos y diferentes carnés de identidad simulados. Con ellos operaba ante notarios y entidades financieras. "Ferriol decía que veía a Margaret Thatcher o que le llamaba frecuentemente el emir de Kuwait, y parece que todos -banqueros incluidos-, se lo creían", recuerda uno de sus amigos empresarios, Antonio B. "Espero que no anotara en su contabilidad lo que me pagaba porque siempre cobré en dinero negro", reconoció B.

Martín Ferriol ha sido enterrado rodeado de los agricultores mallorquines de Lloret y Sineu. Hace 25 años era uno más entre ellos, un agricultor sin ningún tipo de formación. Murió a los 56 años sin que nadie conozca con precisión su verdadera historia económica.

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