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Belgrado corta el teléfono

La línea telefónica que unía Belgrado con Pale, la capital de los serbios de Bosnia, está cortada desde el jueves a medianoche. Es todo un símbolo del aislamiento de Radovan Karadzic desde su rechazo del plan de paz para Bosnia elaborado por EE UU, Rusia, el Reino Unido, Francia y Alemania. El temor de Serbia a las sanciones internacionales ha obligado al régimen de Slobodan Milosevic a dejar en la estacada a sus aliados.Desde el principio de la guerra en Bosnia, los serbios de ese territorio han dependido en gran medida de la ayuda de Belgrado. Entre un 5% y un 20% del producto interior bruto de Serbia y Montenegro ha estado dedicado a apoyar a los serbios de Bosnia.

Ayer, centenares de camiones fueron detenidos y desviados en la localidad de, Sremska Raca, en la frontera entre ambos territorios. Sólo pudieron pasar a Bosnia algunos vehículos vacíos. La negativa de Serbia a dejar pasar los suministros provocó escenas caóticas y tensas en varios puntos fronterizos.

La línea de autobús que unía Belgrado con Pale quedó también interrumpida ayer, al igual que el tráfico de vehículos particulares. El cierre de fronteras serbio se hizo extensivo al tránsito de las autoridades serbias de Bosnia. La dirigente Ilijana Plavsic y otros dos políticos serbios fueron obligados ayer a regresar a Bosnia cuando trataban de pasar hacia Serbia.

Presión internacional

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Belgrado ya tomó una medida semejante en la primavera del año pasado, cuando los serbios de Bosnia rechazaron el plan de paz para la zona elaborado por el ex ministro de Asuntos Exteriores británico David Owen y el ex secretario de Estado norteamericano Cyrus Vance, mediadores de la Unión Europea y la ONU, respectivamente. En aquella ocasión, el embargo no fue cumplido de manera estricta. Ahora parece que Milosevic ha cedido a la presión internacional, especialmente la de Rusia, su principal valedora.

Incluso los serbios de Krajina, en territorio de Croacia, han abandonado a su suerte a Karadzic, su antigua aliado. Ayer le retiraron todo el apoyo que le habían expresado el jueves. Pero Krajina depende por completo de la ayuda económica de Belgrado.

Por otro lado, los ministros de Exteriores español y alemán, Javier Solana y Klaus Kinkel, respectivamente se entrevistarán el jueves en la ciudad bosnia de Mostar -en la que están desplegados los cascos azules españoles y que es administrada, en nombre por la Unión Europea- con el alcalde alemán, Hans Koschnik, antiguo regidor de Bremen. Los 1.200 cascos azules españoles desplegados en Bosnia se encuentran desde ayer en situación de alerta naranja (intermedia).

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