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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Ahora Siria

SIRIA ES ahora la piedra angular del proyecto de construcción de una paz duradera en Oriente Próximo. Sin la integración del régimen de Asad en un acuerdo regional, éste no sólo quedaría cojo. Estaría sometido a unas amenazas que posiblemente no podria superar. Siria ya no está en la posición de rechazo total hacia Israel que le ha caracterizado tanto tiempo. Pero para comenzar cualquier diálogo serio hacia un acuerdo de coexistencia pacífica, Damasco tiene una condición previa que parece irrenunciable. Exige la retirada de Israel de los Altos del Golán.Israel desearía que Siria se comprometiese a que, al final de las negociaciones, se restablecerán unas relaciones plenamente normales entre ambos países. Y quiere tratar todas las muchas cuestiones pendientes entre estos dos países en guerra desde su creación. Pero lo que de momento está sobre el tapete es el Golán, que Israel consideró integrado en su territorio y hoy habitado por un cierto número de colonos judíos. Siria se niega a negociar con la presencia del Ejército israelí en éstos. E Israel no cree poder entregar aun antes de. empezar a hablar una de sus principales bazas de negociación.

Asad considera que, con sus acuerdos con los palestinos y recientemente con Jordania, Israel quiere aislarle. Posiblemente sea cierto. Pero la mejor fórmula de evitarlo para Siria es unirse a la operación de reconciliación que ha impulsado en Oriente Próximo el acuerdo palestino-israelí de Washington.

Que esto sea así es la máxima prioridad de todos los países que apoyan el proceso de paz. Estados Unidos es, aún más que en los otros casos, la pieza decisiva para el problema sirio. Y ha dejado claro que considera posible un acercamiento como prolegómeno a un tratado de paz. Y para Siria es clave que Washington siga metido de lleno en la negociación de Oriente Próximo. Mientras esto sea así, no podrá consumarse el aislamiento de Siria.

Dentro de una negociación muy dura se han producido algunos signos positivos en los últimos tiempos: la prensa siria ha reaccionado con moderación al acuerdo Jordania-Israel. No se han repetido, al menos en forma abierta y descarada, los ataques por traición a la causa árabe contra el rey Hussein. Siria parece asumir la realidad, y ésta dice que palestinos y jordanos están avanzando con pasos concretos hacia un acuerdo con Israel.

¿Asad puede frenar o impedir ese proceso? No le será fácil. Un dato importante es que su método tradicional (apoyar y jugar con los extremistas para amenazar a Arafat y al rey Hussein de desestabilizar sus regímenes) ha perdido mucha de su eficacia. Los extremistas están debilitados, como lo confirma el retorno de Arafat a Gaza. A Siria empieza a convenirle situarse dentro del terreno de la negociación seria, no de las especulaciones con los extremismos y el terror.

Parece confirmarse que desde hace dos semanas está ya entablada una negociación concreta entre los dos enemigos mortales y que Israel acepta el principio de la soberanía de Siria sobre los Altos del Golán. Pero Rabin necesita, ante su población, un compromiso sirio, lo antes posible, de un futuro restablecimiento de unas relaciones de paz y normalidad. En ese terreno se han desarrollado cuatro viajes ulteriores de Christopher. También Mubarak desempeña un papel importante en esta etapa. Es evidente que no será fácil que la población israelí acepte el abandono de los Altos del Golán, de gran valor estratégico, por muchas garantías verbales que dé Siria. Convencer a su pueblo, de que esta concesión es necesaria en este proceso histórico de reconciliación en Oriente Próximo será, sin duda, una de las papeletas más duras para Rabin. Y, sin embargo, se mueve el proceso y crecen unas esperanzas que hace tan sólo un año parecían utopías.

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