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Moscú acelera la retirada en Letonia y paraliza la evacuación en Estonia

La última unidad de combate de las tropas rusas acantonadas en Letonia abandonará este país báltico el próximo sábado, informó ayer el Ministerio de Defensa de Rusia. Y aunque esta decisión no significa la retirada total de los militares rusos, pues hasta el 31 de agosto todavía tendrán que salir soldados de unidades de comunicación y construcción, es interpretada como un premio a Letonia por haber modificado, anteayer, la ley de ciudadanía.La ley, criticada por el Kremlin y por los expertos de la Conferencia para la Seguridad y la Cooperación en Europa (CSCE), fue vetada por el presidente Guntis Ulmanis el mes pasado y devuelta al Parlamento para que fuese modificado el artículo 48, que establecía cuotas anuales para conceder la ciudadanía a las minorías de la república. Esta medida afectaba a los rusohablantes, que constituyen un tercio de la población de Letonia. Según la nueva ley, la mayoría de los que pidan la ciudadanía letona podrán obtenerla para el año 2003.

La actitud de Rusia frente a Letonia contrasta con la dura posición que ha adotado, en cambio con respecto a Estonia: el presidente Borís Yeltsin ha dado órdenes de congelar la retirada de tropas desde este país debido a que los estonios se niegan a reconocer los derechos de los militares jubilados que se queden en la república báltica.

La orden de Yeltsin llegó después de que el miércoles, el primer ministro estonio, Mart Laar, dijera en Helsinki que Rusia, a pesar de sus amenazas y duras declaraciones, continuaba retirando las tropas de Estonia. Laar señaló que el Kremlin estaba evacuando sus tanques y cerrando una base naval que tenía en Tallin, la capital estonia. Pero al día siguiente la agencia Interfax , informó que Moscú había suspendido el desmontaje de dos reactores nucleares de la antigua base soviética en Paldinski. Y el viernes, el jefe del Estado Mayor General ruso, Mijaíl Kolésnikov, anunció que el Kremlin no seguiría cumpliendo el calendario de la retirada de sus tropas y señaló que el jueves incluso se ordenó a un grupo que había comenzado su evacuación que regresara.

La decisión de congelar la retirada de los 2.500 soldados que se calcula que aún quedan en Estonia se debe al fracaso de las recientes conversaciones ruso-estonias que se celebraron a mitad de semana en la capital finlandesa, y fue tomada personalmente por el presidente Yeltsin a pesar de la numerosas presiones ejercidas por Estados Unidos para conseguir que Moscú complete su retirada antes del 31 de agosto.

El Senado norteamericano aprobó recientemente una resolución para no prestar ayuda económica a Rusia si ésta no sale de Estonia para la fecha indicada. La presión norteamericana, además de irritar a la sociedad rusa, está ensombreciendo las relaciones con Washington.

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