Dos muertos y más de 70 heridos en el peor choque en Gaza desde la entrada en vigor de la autonomía

La violencia tocó ayer las puertas de la nueva residencia del líder palestino, Yasir Arafat, en Gaza y reabrió dramáticamente la hostilidad árabe hacia Israel en el peor choque entre fuerzas israelíes y civiles palestinos desde la entrada en vigor de la autonomía palestina. Por lo menos dos palestinos murieron y más de 70 resultaron heridos en una jornada de motines en la frontera entre la franja autónoma de Gaza e Israel, que quedó claramente delimitada por gruesas columnas de humo negro que se elevaban de autobuses incendiados y una gasolinera que ardió durante toda la mañana.

Las hostilidades comenzaron antes del alba, cuando los soldados israelíes que controlan el puesto fronterizo de Erez impidieron el paso a millares de trabajadores palestinos que, como todos los días, se aprestaban a entrar en Israel para ganarse el pan del día. Según versiones de varios testigos palestinos, un oficial israelí retrasó deliberadamente la revisión de documentos y luego se opuso a que pasaran varios palestinos que carecían de permisos para trabajar en Israel.Enfurecidos, los palestinos comenzaron a apedrear la comisaría de la policía fronteriza y las tropas respondieron abriendo fuego contra la multitud.

"Después de eso fue el caos", declaró un testigo. Los palestinos prendieron fuego a 52 autobuses y arrojaron un cóctel mólotov contra una gasolinera vecina, el cruce de Erez se convirtió en una muralla de llamas, según el mismo testimonio. Otros testigos dijeron que policías palestinos dispararon contra sus colegas israelíes. Según las autoridades hebreas, 17 agentes de seguridad israelíes resultaron heridos, en su mayoría a raíz de la tormenta de piedras y botellas que se abatió sobre el cruce fronterizo, la puerta de entrada para los más de 15.000 árabes que trabajan en territorio de Israel.

El Gobierno israelí acusó a la policía palestina de ineficacia para controlar los disturbios y Oded Ben-Ami, el portavoz del primer ministro Isaac Rabin, dijo que agentes palestinos del orden, armados con subfusiles, comenzaron a disparar "en todas direcciones", incluidas las posiciones israelíes, y contra sus propios compatriotas.

Las autoridades palestinas negaron tajantemente estas acusaciones. "No dispararon contra los trabajadores. Dispararon al aire para dispersar a los manifestantes y evitar un choque frontal contra los israelíes", dijo Hisham Abdel Razik, un alto miembro de la facción Al Fatah que apoya a Arafat.

Los palestinos han decretado tres días de duelo por la Muerte de sus compatriotas. Varias organizaciones palestinas, entre ellas Al Fatah, han convocado tres días de huelga general y han pedido un seguimiento masivo de la misma.

Arafat acudió a consolar a los heridos en el hospital Shifa a última hora de la tarde. El líder palestino que había permanecido encerrado todo el día en su despacho del hotel Palestina se limitó a comentar: "Lo que ha sucedido hoy es muy grave". Su portavoz, Maruán Kanafani,, fue más explícito. En declaraciones a EL PAÍS, responsabilizó directamente a las fuerzas israelíes. "Lo ocurrido hoy no es sino efecto del tratamiento que los israelíes dispensan a los trabajadores palestinos", dijo.