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Reportaje:

No nos ganarás la guerra

Dos días de combate entre los bomberos autonómicos y el fuego forestal, que salió derrotado

Ana Alfageme

El triángulo imperfecto que dibuja el mapa de la región puede ser visto de muchas maneras. Para Juan Cumplido, un experto piloto de helicópteros, Madrid son 110 cuadrículas donde localizar incendios. Juan, que tiene 36 años, y J3 o J2 -así llaman en la jerga de la radio a los oficiales de los bomberos de la Comunidad que están de jefes en cada guardia- son los grandes estrategas que hay detrás de todas las batallas contra los fuegos forestales. Ellos y el helicóptero."Un fuego forestal es la guerra y hay que encararlo como tal7, dice el responsable máximo de los bomberos regionales, Jorge Murtra, director general de Protección Ciudadana de la Comunidad de Madrid. Para estas batallas que llegan con el verano y con el hombre -el 95% de los fuegos forestales ocurren con colaboración humana- se ha preparado un plan estratégico.

La guerra de este verano ha costado 1.429 millones (un 36% más que el año anterior) a la Agencia de Medio Ambiente y a Protección Ciudadana, entre refuerzo de material (cinco helicópteros en lugar de cuatro) y hombres (213 colaboradores más; un 26,5% de incremento respecto a 1993). Todo, para proteger las 437.238 hectáreas que en la Comunidad tienen un riesgo de fuego de moderado a muy alto (véase el mapa de riesgos de incendio que se entrega hoy con el periódico). Ello supone más de la mitad. de la superficie de la Comunidad de Madrid. Las zonas con riesgo bajo o nulo suman 364.7.50 hectáreas. En la última semana han ardido 63 hectáreas (superficie similar a 63 campos de fútbol), pero. sólo tres de superficie arbolada. A la vista del panorama nacional, Madrid está de enhorabuena. La fuerte organización preventiva ha dado resultado, al menos hasta ahora.

Ataque al fuego

La labor de los estrategas aéreos -los dos ocupantes del helicóptero- es sencilla pero esencial, y una muestra se produjo el jueves pasado a media tarde. Una periodista de EL PAÍS les acompañó en la pelea.El 085 (teléfono de los bomberos de la Comunidad de Madrid) recibió una llamada de la Guardia Civil en la central de comunicaciones en Las Rozas, a 22 kilómetros de Madrid. Allí está el cuartel general de este ejército.

- Es un fuego en Hoyo de Manzanares, dicen que está muy cerca del tendido de alta tensión -informa uno de los cuatro telefonistas.

Sobre las consolas llenas de teclas, los mandos de los bomberos de la Comunidad están organizando el convoy de ayuda a Murcia que partirá por la noche. Se decide que salgan para Hoyo un coche del propio parque de las Rozas y otro de Villalba.

- Que vaya un helicóptero para tirar agua -dice el jefe de guardia J2, Luis León, un ingeniero industrial capaz de transformar cualquier vehículo en una máquina contra el fuego.

Y el primer helicóptero se va inmediatamente, cuando la central de bomberos conecta, dos pisos más abajo, con la base de los autogiros. Pepe Ordóñez, un gallego de 39 años, se lleva el helicóptero y un bambi (así llaman a la bolsa que sirve para lanzar agua desde el aire). Poco después, Juan Cumplido, el jefe de las operaciones aéreas, y Joaquín Díaz, J3, hacen despegar su centro de mando aéreo. En unos minutos se ve ya la columna gris. Parece el dibujo de un tornado.

-Coche de las Rozas para J3, cambio -dice Joaquín Díaz, que hoy en su guardia es J3 y el resto del tiempo es jefe del parque de Coslada.

- Adelante, J3, -contesta el coche rojo, no más que un rectángulo junto a la carretera, visto desde 100 metros de altura.

Díaz, de 42 años, un hombre menudo y con bigote, desvía los ojos hacia abajo. Allí, en Hoyo de Manzanares (4.000 habitantes), entre unos chalés y la carretera, las llamas lamen pasto y monte bajo cerca de un tendido de alta tensión. El jefe de bomberos toma el micrófono y le dice al del coche: - Sigue por el camino que llevas, y cuando tengas ese frente apagado das marcha atrás y te colocas donde está tirando agua el helicóptero.

El helicóptero de Pepe parece un mosquito visto desde el otro aparato, situado mucho más arriba. Un mosquito que llega a una piscina de la vecindad, mete su cestita en el agua, vuelve a subir, se coloca sobre las llamas y tira 500 litros de agua. El fuego deja paso a un humo más denso.

Llega el coche de Villalba y pide orientación al helicóptero; y Joaquín responde:

- Continúa por la carretera por la que, vas y toma el primer camino a la izquierda.

Joaquin -J3- se ha vestido muy a la americana, con una gorra de béisbol y los cascos de comunicación. Y añade:

- Verás el coche de Las Rozas. Abastécele de agua y después puedes regresar a tu parque. El fuego está controlado.

El otro puntito rojo obedece, mientras Pepe, con su mosquito-bomba sigue tirando agua con asombrosa puntería. En algún momento del vuelo, el piloto Juan Cumplido, un hombre de barba rubia y perennes gafas de sol, comenta: "Así es la única manera, apagarlos cuando son pequeños . ¿Te das cuenta de la diferencia con el incendio del otro día?"

El fuego aquél, el del otro día, se originó el martes por la tarde en la provincia de Guadalajara, muy cerca de Madrid, en la zona de Valdeavero (492 habitantes). Juan llegó con otro J3: Gerardo Vigara, el jefe del parque de bomberos de Aranjuez. Allí se habían desperdigado hasta cuatro coches de Guadalajara.

- Hacemos un reconocimiento perimetral -comunicó aquel día Juan a la central de bomberos. Pronto descubrió a un camello (un avión capaz de descargar agua).

- A ver, Camello, aquí Bombero 00 -habló Juan por radio- ¿Cuántos estáis trabajando?

- Dos camellos -respondió una voz por la radio.

- ¿Y algún Rey Mago?

La broma de Juan, un sevillano que fue piloto militar, fue recibida con risas por los oyentes en las ondas. Pero, chistes aparte, los dos aviones descargaron el agua siguiendo las indicaciones de Juan, que se movió con maestría sobre el escenario del fuego. Los camellos tardaban mucho en volver cargados de agua, y el viento y las llamas iban devorando el paisaje. Juan solicitó la intervención de otro helicóptero, pilotado también por Pepe, a quien jaleaba cada vez que el bambi mojaba uno de los frentes del fuego con la precisión de un disparo certero.

Sin radiotransmisor

Bajaron a tierra y se encontraron con un ingeniero de montes muy joven, el responsable, quien no podía comunicarse con sus coches porque no tenía radiotransmisor; tiznado por las cenizas, tuvo que ser trasladado por el helicóptero de un lado para otro mientras las llamas se avivaban. Gerardo, el J3, se sintió frustrado. La central les ordenó regresar. Madrid no podía quedarse sin cobertura.Un día cualquiera, el ejército del director general Jorge Murtra y de Luis Villarroel, el jefe de bomberos dé la Comunidad, está compuesto por tres clases de soldados: las cuadrillas de prevencion, los vigías, y los bomberos.

Cada una de las 37 cuadrillas tiene nueve hombres, montados en un todoterreno con motosierras y desbrozadoras. Su misión -fundamental para prevenir- es limpiar el monte, hacer cortafuegos o crear y mejorar puntos de agua. En una palabra, evitar que el fuego tenga un lecho donde crecer y propagarse.

Un total de 56 vigías (dos en cada uno de los 28 puestos esparcidos por la región) se dedican exclusivamente a otear el horizonte para que no se escape ninguna columna de humo. Pero hay más: tres torres de vigilancia -con dos hombres cada unaen Madrid, Villaviciosa de Odón y Valdilecha, y seis puestos más de guardia en otros tantos lugares, ocupados las 24 horas del día. Este año, la Guardia Civil prestará sus hombres y sus caballos durante los fines de semana para subir a los montes más innaccesibles.

En cuanto a las fuerzas de choque, unos 340 bomberos están de guardia a diario, la mitad de ellos contratados durante estos meses de alto riesgo. Los temporeros son 175 hombres que se distinguen de los bomberos profesionales por su casco amarillo (los 170 profesionales tienen uno azul marino). Para una urgencia, Jorge Murtra contaría con 1.000 bomberos [los 650 de la Comunidad y 350 de los ayuntamientos de seis grandes localidades: Alcorcón, Fuenlabrada, Getafe, Leganés, Móstoles y Torrejón)]. Medio centenar de coches, tres helicópteros contratados y dos del Icona son el material de combate. Hasta ahora vanganando.

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Sobre la firma

Ana Alfageme
Es reportera de El País Semanal. Sus intereses profesionales giran en torno a los derechos sociales, la salud, el feminismo y la cultura. Ha desarrollado su carrera en EL PAÍS, donde ha sido redactora jefa de Madrid, Proyectos Especiales y Redes Sociales. Ejerció como médica antes de ingresar en el Máster de Periodismo de la UAM y EL PAÍS.

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