Los rusohablantes de Letonia piden a Clinton que apoye sus derechos ante los nacionalistas
La visita de Bill Clinton a Riga, la primera que un presidente norteamericano realiza a uno de los tres Estados bálticos que integraban la antigua URSS, despierta esperanzas en todas las fuerzas políticas de Letonia. El Gobierno espera recibir ayuda financiera, los nacionalistas desean encontrar comprensión hacia la ley discriminatoria de ciudadanía que propugnan y los rusohablantes confían en que el líder estadounidense permanecerá fiel a su tradición de defensor de los derechos humanos y se pronunciará en contra de la mencionada ley y a favor de sus derechos.
La visita relámpago que Clinton realiza hoy a Riga tiene ante todo un valor simbólico, realzado por el hecho, de que en esta ciudad se reunirá con los presidentes de las tres repúblicas bálticas: el letón Guntis Ulmanis, el lituano Algirdas Brazauskas y el estonio Lennart Meri.La visita coincide con la polémica que ha desatado la ley de ciudadanía recientemente aprobada por el Parlamento letón, que discrimina a unos 800.000 rusohablantes que viven en esta república, y que además de despertar las naturales protestas de Rusia también ha suscitado críticas por parte de la CSCE (Conferencia sobre Seguridad y Cooperación en Europa) y del Consejo de Europa. El presidente Ulmanis, en un gesto que algunos consideran calculado, ha vetado la ley y recomendado que se modifiquen algunos de sus puntos más claramente discriminatorios.
Los rusohablantes organizaron ayer un piquete frente a la Embajada norteamericana en Letonia y entregaron una carta dirigida al presidente Clinton en la que hacen notar que la ley de ciudadanía discrimina a casi un tercio de la población de Letonia -actualmente esta república tiene unos 2,3 millones de habitantes- y subrayan el hecho de que esto se hace "con el acuerdo tácito de la opinión pública de los países que se declaran democráficos".
Cumplir los pactos
"Nos dirigimos a usted, líder de un gran país para el que los Derechos Humanos son el alfa y omega de todo el sistema de vida, confiando en que puede insistir en que Letonia observe los pactos y declaraciones internacionales sobre los derechos humanos. Estamos convencidos de que usted puede impedir que en Letonia suceda lo mismo que en el Alto Karabaj y otros focos de tensión de la antigua URSS, donde, amparados en consignas democráticas, se pasea el nacionalradicalismo más extremo", se dice en la carta entregada por la Liga de Apátridas.Como explica a EL PAIS Serguéi Dimenis, líder del movimiento Igualdad de Derechos -que tiene siete diputados en el Parlamento-, la discriminación de los rusohablantes se observa en las leyes letonas, pero en mucho menor medida de lo que uno puede ver en la vida cotidiana. "Lo que ocurre en Letonia yo lo llamo un apartheid suave en el que paulatinamente", según Dimenis, "se van creando más y más presiones sobre los rusohablantes para obligarlos a abandonar el país".
Los representantes de la fracción parlamentaria Pro Patria y Libertad no niegan que quisieran que "los rusos fueran repatriados". Niegan los derechos a la ciudadanía incluso a quienes hace ya tres generaciones que viven en Letonia. Como explica Maris Grinblats, líder de la mencionada fracción, si se diera la ciudadanía a los rusohablantes y éstos pudieran votar, el día de mañana podría realizarse una nueva incorporación al territorio de Rusia, esta vez "democráticamente".
Grinblats y sus correligionarios también hicieron pública ayer una carta dirigida a Clinton, en la que dicen que la ley de ciudadanía "está siendo explotada por las fuerzas proimperialistas y procomunistas", que tratan de legalizar las consecuencias de la ocupación" soviética. Grinblants espera que Clinton use "su autoridad para impedir que el mundo democrático caiga bajo la influencia de los expertos de la CSCE y del Consejo Europeo, quienes están presionados por el lobby ruso".
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