Casi todo por bulerías

La primera sesión de flamenco en estos Veranos de la Villa de 1994, poco publicitada ciertamente, no anduvo muy sobrada de audiencia. Al escenario, en cambio, subieron unos artistas cargados de tensión y marcha.Todos son jerezanos, del mismísimo barrio de Santiago, aunque su sonido quede a años luz del que impusieron con humildad en el pasado venerables cantaores gitanos. Y, sin embargo, estos muchachos no reniegan de nada, y las referencias a su tierra y a sus gentes son constantes; vinculadas, eso sí, a las otras tierras y las otras músicas de donde les llega una parte sustantiva de su inspiración. Algunos títulos de sus temas son bien expresivos: Gitano americano, Cante jondo americano, The new model gipsy (La nueva moda gitana), The New Street blues (El blues de la Calle Nueva).

Pero debemos decir que las referencias no se quedan sólo en la letra. Su música, con ser tan moderna, tan de ahora mismo, suena de alguna manera a un Jerez flamenco que jamás va a desaparecer. Y así, casi todo -los ritmos más exóticos e insospechados- lo meten por bulerías: rock and roll por bulerías, blues por bulerías, rap a nuestra manera... Por no hablar ya del Torrotrón de Tomasito, que lleva haciéndolo más de una década y que es, casi, bulerías puras y duras. Añádase a ello alguna rumbita, un poco de salsa, y tenemos un concierto joven, con mucho ritmo, tremendamente movido, heterodoxo por supuesto en su faceta flamenca, pero notablemente atractivo. Son los signos de los tiempos.

Crédito de futuro

Navajita Plateá es un dúo formado por Ildefonso de los Reyes Bermúdez, que canta con voz bien asimilada al flamenco y al rock, y Francisco Carrasco Soto, guitarra española de calidad. Acaban de grabar su primer disco, que aún no ha salido al mercado, y ya se habla de ellos como gente a la que hay que tener en cuenta en la corriente del nuevo flamenco.Hacen una música con personalidad, que se despega de la monocorde matraca tan corriente en estos grupos que ahora se prodigan. Esta su presentación en Madrid les abre un amplio crédito de futuro.

Fue un acierto que actuaran junto con su paisano Tomasito, pues se entienden de maravilla, y la música que unos y otro hacen tiene muchos puntos de sintonía. Tomasito sorprendió a la gente del flamenco cuando era un crío de 10 o 12 años y empezó a meterle a lo jondo mucho sentido del humor y personalidad a raudales. Sin traicionar la ortodoxia, pues poco antes había ganado el trofeo de la Fiesta de la Bulería. Hoy Tomasito se nos presenta como un extraordinario showman de ese arte mestizo que domina como nadie, bailando -¡y Cómo baila!-, cantando y derrochando humor.