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EE UU abre la vía a la competencia entre empresas de cable y de telefonía

Sesenta años de normativas en el campo de las telecomunicaciones en Estados Unidos saltaron por los aires el pasado martes, cuando la Cámara de Representantes dio vía libre a una legislación que permite el libre acceso dé las compañías telefónicas al mercado de televisión por cable y viceversa. El resultado de la votación fue abrumador (423 votos a favor, 4 en contra), pero en el Senado se prevé un debate más difícil.La decisión parlamentaria, auspiciada por el vicepresidente Al Gore, supone eliminar la Ley de Comunicaciones de 1934 y sienta las bases de la libre competencia entre empresas que hasta ahora habían disfrutado de una situación de monopolio o casi monopolio en sus respectivos ámbitos: los operadores de televisión por cable, las compañías de teléfonos regionales y los grandes grupos telefónicos con servicios de larga distancia.

"Las nuevas leyes estimularán y acelerarán la competencia", según el congresista Edward Markey, uno de los responsables de la nueva legislación. Teóricamente, los consumidores deberían beneficiarse de los cambios pagando menos por los servicios de cable y comunicación electrónica.

La instauración de este sistema de competencia estimularía las inversiones y crearía cerca de un millón y medio de empleos en los diez próximos años, según los estudios encargados por la Casa Blanca antes de lanzarse a esta operación.

Seis meses de presiones

Si los senadores, que empiezan a discutir las leyes para la liberalización de las telecomunicaciones dentro de dos semanas, aprueban las dos leyes que han recibido el visto bueno de la Cámara, se aceleraría enormemente la construcción de la red de autopistas de la comunicación.No obstante, en el Senado se prevé que el trámite sea más complejo. Los diferentes grupos de presión que representan a los intereses en juego llevan seis meses tratando de ganar votos para su causa en dicha Cámara. Las compañías regionales de teléfonos, con menos recursos económicos y tecnológicos que los grandes grupos, no quieren abrir sus lucrativos mercados antes de acceder en buenas condiciones a los servicios de larga distancia y televisión por cable. Prefieren otra versión de la ley que abriría estos mercados dentro de un año. Esa opción tiene muy pocas posibilidades, sobre todo después del arrollador voto de la Cámara de Representantes, pero podría reunir suficiente apoyo como para un compromiso.

Mientras tanto, se han producido intentos de situarse mejor ante la competencia que se avecina. Las siete compañías regionales de teléfonos han suprimido 100.000 empleos en cuatro años. Y el grupo Time Warner, uno de los más importantes operadores de televisión por cable, anunció el mes pasado que se propone utilizar su red de cable para servicios telefónicos en Rochester (Nueva York).

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