64 heridos al estallar en Argel dos bombas en una manifestación

Sesenta y cuatro personas, dos de ellas graves, resultaron heridas ayer al mediodía en el centro de Argel, entre ellas la líder feminista Jalida Mesaudi, como consecuencia de la explosión de dos bombas de fabricación casera, que estallaron al paso de una manifestación. La marcha había sido convocada por el Movimiento por la República (MPR), en recuerdo del segundo aniversario del asesinato del presidente Mohamed Budiaf -sucedido el 29 de junio de 1992- y para reclamar a las autoridades "toda la verdad" sobre este magnicidio.El atentado se produjo instantes después de que se iniciara la manifestación en la plaza de Primero de Mayo, al paso de un grupo de 200 personas. Entre este grupo compacto se encontraba la líder feminista Mesaudi y el doctor Said Saadi, de 47 años de edad, máximos responsables del MPR, una plataforma que se define "democrática" y que reivindica la reanudación del proceso electoral, pero que a la vez se opone a todo tipo de diálogo y de participación de los integristas en la vida política de Argelia.

La explosión de los artefactos provocó unos instantes de pánico entre los manifestantes, algunos de los cuales corrieron despavoridos con el rostro o el cuerpo ensangrentado, buscando refugio en las casas y en un hospital cercano. Otros optaron por arrojarse al suelo, mientras la escolta personal del doctor Saadi, se lanzaba sobre él para protegerle con sus propios cuerpos. Algunos miembros de las fuerzas de seguridad instintivamente empuñaron sus armas y empezaron a disparar al aire, según aseguraron testigos presenciales.

Pasados los primeros minutos de conmoción un grupo de mujeres reaccionó con valentía, se puso inmediatamente en pie y animó a los hombres a proseguir con la manifestación. Con renovadas energías los manifestantes continuaron su marcha profiriendo a partir de este instante frases contra el régimen argelino y haciéndole responsable del atentado. La marcha finalizó en la plaza de Adis Abeba, al tiempo que los participantes coreaban sin cesar la frase "poder asesino".