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Un dentista británico se niega a atender a dos niños que toman demasiado dulce

Sus colegas no apoyan esta decisión

Isabel Ferrer

Sharif Khan, un dentista británico que trabaja en West Yorkshire, en el centro del Reino Unido, ha suprimido de su lista de pacientes a los hermanos Rachel y Jonathan Collins, de nueve y cinco años, respectivamente. Según él, las caries que invaden sus bocas son consecuencia directa de los dulces que consumen sin que sus padres se lo impidan. "Mientras no modifiquen su dieta, no sirve para nada que siga empastando muelas", ha dicho.Su decisión ha sido apoyada con matices por la Asociación Odontológica Británica y criticada por la mayoría de sus colegas. Pamela Collins, la madre de los pequeños, estudia ahora la posibilidad de demandar a Khan.

El médico ha notificado su decisión a los Collins con tres meses de antelación, como prevé la ley. "A partir de ahora sólo atenderé a sus hijos si tienen molestias. Yo no puedo arreglar lo que ustedes estropean permitiendo que consuman tantos dulces". La madre de los dos menores se ha apresurado a indicar que éstos consumen chocolate y bebidas carbónicas, "como el resto de sus amigos, pero cepillan sus dientes dos veces al día. Es muy difícil prohibirles comprar lo mismo que sus compañeros".

Los médicos británicos pueden borrar a los pacientes de sus listas si éstos no acuden a las citas, dejan de pagar las consultas o insisten en mantener los hábitos que les hicieron enfermar. En la práctica no suelen hacerlo, aunque ha habido casos de fumadores que no fueron atendidos a tiempo e incluso fallecieron.

Con los niños es distinto. Nadie espera que sean capaces de pensar en su futura salud. Dicha responsabilidad queda en manos de los padres. Por cada menor atendido, los dentistas reciben en el Reino Unido una cuota de la Seguridad Social. Según ellos, la misma no incluye el trabajo o el tiempo invertido en tratamientos a veces largos y muy complejos.

La mayoría de los colegas de Khan que han accedido a hablar reconocen que comparten su frustración. Pero añaden: "No pueden tratarse sólo bocas sanas. Hay que fomentar la prevención y estas actitudes parecen demostrar que la salud del menor no es prioritaria para el médico". La Asociación Odontológica, por su parte, ha calificado de desafortunado el caso. "Aunque si los padres siguen permitiendo a los niños que coman dulces, su relación con el médico acabará por deteriorarse".

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