El PSOE reta a la oposición a plantear una moción de censura contra González por el 'caso Roldán'

C. VALDECANTOS / M. GONZÁLEZ El portavoz del Grupo Socialista, Álvaro Cuesta, retó ayer a la oposición -que exigió responsabilidades políticas en cascada a miembros del Ejecutivo y a su presidente, Felipe González, por el caso Roldán- a que presente una moción de censura, como única vía constitucional para que esa responsabilidad del Gobierno y de su máximo responsable pueda hacerse efectiva. El Grupo Popular, por medio de Luis Ramallo, y el de Izquierda Unida, con Rosa Aguilar como portavoz, defendieron votos particulares al dictamen de la comisión Roldán en los que se exige que el Congreso determine responsabilidades políticas más allá de Roldán y de las dimisiones que ya se han producido.

El PP e IU coincidieron en que la comisión se cerraba en falso sin esa determinación de responsabilidades. Cuesta respondió que la comisión ha terminado sus trabajos y que "es la hora de los jueces". El dictamen fue aprobado por 296 diputados -hubo un voto negativo por error-, excepto en el apartado de responsabilidades políticas, que obtuvo 171 votos.Los votos particulares a este punto recibieron el apoyo de 126 diputados, pero fueron rechazados con los votos de PSOE, CIU y PNV. El debate en pleno del informe de la comisión Roldán no suscitó el entusiasmo esperado en el Parlamento. Apenas 80 de los 350 diputados ocupaban sus escaños a las cuatro de la tarde. Media docena de ellos aprovecharon la coyuntura para dormir la siesta, y en el banco azul sólo el ministro de Justicia e Interior, Juan AIberto Belloch, y el de Obras. Públicas y Transportes, José Borrell, atestiguaban el interés del Gobierno.

Una hora después de iniciado el debate llegó el líder de la oposición, José María Aznar, pero se ausentó poco después y no regresó ni siquiera para escuchar a su portavoz.

Sobre las 17,40 entró en el hemiciclo el vicepresidente del Gobierno, Narcís Serra, abucheado discretamente desde los escaños del PP, y se completó la presencia gubernamental con el ministro de la Presidencia, Alfredo Pérez Rubalcaba, y el de Trabajo, José Antonio Griñán.

Felipe González no asistió por encontrarse en Corfú para asistir a la cumbre de la UE. Tampoco estaba el diputado Antoni Asunción, que dimitió como ministro del Interior como consecuencia de la fuga de Roldán.

La portavoz de IU, Rosa Aguilar, centró sus acusaciones en la connivencia entre socialistas y nacionalistas vascos y catalanes, que ha impedido, desde su punto de vista, que se haya podido llegar al fondo del asunto. Aguilar aseguró que hay "una persona directamente responsable: el señor González Márquez", al que calificó como "el presidente del Gobierno de la corrupción".

Luis Ramallo aprovechó su intervención para acusar a Belloch, en un intento de proseguir con el debate que mantuvo el miércoles por la tarde con el ministro, y lo calificó de "paragüero del presidente del Gobierno para taparle de la corrupción".

El portavoz popular no cargó las tintas al referirse al presidente, y atacó con dureza al vicepresidente, del que dijo que políticamente no sirve para nada. Su mayor acoso estuvo dirigido a los nacionalistas catalanes, ya que se dirigió personalmente al presidente de la comisión Roldán., Josep López de Lerma, para decirle, al hilo de unas menciones a España: "¿No le importa que le diga España?". El portavoz de CiU, Miquel Roca, hizo entonces gestos ostensibles de desagrado.

Ramallo se mostró convencido de que los ciudadanos quieren que la comisión siga trabajando y pidió a los nacionalistas que, "ya que no quieren condenar al Gobierno, dejen que la comisión trabaje".

Cuesta, portavoz del PSOE, elevó el tono del debate con consideraciones jurídico-constitucionales y cosechó abundantes aplausos de sus compañeros de escaño que le interrumpieron en un par de ocasiones. El portavoz socialista negó la posibilidad jurídica de exigir la "responsabilidad en cascada" y aseguró que el juego de los artículos 108 y 113 de la Constitución ex ige que la oposición -en este caso, PP e IU- presente la moción de censura si desean que el Congreso establezca responsabilidades del presidente en el asunto Roldán.

En otro momento, Cuesta rechazó las imputaciones contra el Cesid (servicios de espionaje) y aseguró que este organismo no está "para espiar a los políticos". Según el portavoz socialista, la misión del Cesid "no es vigilar a los altos cargos, porque sería un atentado a la democracia pretender que el Cesid investigue a los ministros y a los altos cargos".

Pilar Rahola (ERC) centró su intervención en exigir la responsabilidad del vicepresidente. Este reconoció en los pasillos al término de la sesión que "el caso Roldán es un caso abierto". "Por eso deseamos que comparezca lo más pronto posible ante la Justicia. Cuando consigamos cerrarlo, habremos dado un paso muy importante para restablecer la confianza de los ciudadanos en las instituciones", añadió.