La juez envía a prisión a la esposa de Roldán
La juez Ana Ferrer, instructora del caso Roldán, ordenó a medianoche de ayer el ingreso en prisión provisional de Blanca Rodríguez Porto, esposa del ex director de la Guardia Civil, tras haberla interrogado durante más de cinco horas y haber dedicado varias más a estudiar la documentación de la que ayer mismo se incautó. La juez estableció una fianza de 50 millones de pesetas para que Blanca Rodríguez pueda salir de la cárcel de Ávila, adonde esta madrugada fue conducida. La esposa de Roldán había sido detenida por la policía por la mañana apenas dejó de pisar suelo chileno (la Embajada en Madrid). La detención había sido ordenada por la juez al no haber cumplido la mujer el pasado martes la orden de entregar su pasaporte.
Blanca Rodríguez abandonó voluntariamente poco antes de las nueve de la mañana la Embajada de Chile, donde estuvo refugiada casi 43 horas, y fue detenida por la policía en cuanto se encontró fuera de la sede diplomática. La esposa de Roldán salió de la Embajada, en el sexto piso del número 88 de la calle de Lagasca, en Madrid, y bajó en ascensor hasta el tercer sótano del edificio, que funciona como garaje comunitario y, por tanto, está fuera de la inmunidad que protege la sede. Dos policías le entregaron allí mismo, según el relato de diplomáticos chilenos, la orden judicial de detención y le comunicaron la obligación de presentarse ante la titular del juzgado de Instrucción número 16.La detención, según el auto de la juez Ferrer, se produce "por no haber comparecido ayer [por el martes] ni haber justificado las causas que se lo impidieron". Ana Ferrer había vuelto a citar a la esposa del ex director de la Guardia Civil para las diez de la mañana de ayer. Fuentes judiciales indicaron que la juez firmó la orden de detención en la misma tarde del martes, pero con la indicación expresa de que no se le comunicase a la interesada para evitar que decidiese seguir refugiada en la Embajada.
A toda velocidad
Una comitiva de tres vehículos partió a toda velocidad a los juzgados de la Plaza de Castilla. Acompañaban a la mujer, además de los agentes que la custodiaban, su abogado, Luis María Gerez, y el cónsul chileno, Pedro Barros. Tras apenas diez minutos (le trayecto, Blanca Rodríguez llegaba a las 9.12 a los juzgados. Cerca de una hora después, tras entregar su pasaporte y ser reconocida por el médico forense, empezó el primer interrogatorio. Durante las diligencias, Blanca Rodríguez "sufrió un ataque de histeria", según testigos presenciales. "Gritaba, chillaba y lloraba. Apenas se entendía lo que decía".
Blanca Rodríguez prestó declaración durante casi tres horas. Ana Ferrer suspendió entonces el interrogatorio hasta las 17.30 para realizar una diligencia "urgente e ineludible", cuyo contenido exacto se desconoce, dado el secreto del sumario.
La esposa del ex director de la Guardia Civil, cuya llegada al juzgado ya había levantado revuelo, fue conducida a los calabozos del edificio de los juzgados entre una barahúnda de periodistas, fotógrafos y camarógrafos que aguardaban a la puerta. En medio del tumulto, Blanca Rodríguez, con gafas de sol, trataba de taparse la cara con las manos mientras la protegían dos guardias civiles.
A las cinco y media de la tarde, la mujer fue subida de los calabozos al juzgado para que continuase declarando. El interrogatorio no empezó hasta cerca de las seis y media y duró unas dos horas. Al terminar, la esposa de Roldán fue enviada de nuevo a los calabozos. Antes de este segundo interrogatorio llegaron a los juzgados el fiscal del caso, Alejandro Luzón; la secretaria del juzgado número 16 y tres agentes judiciales. Llevaban un ordenador completo, disquetes informáticos y un archivador con carpetas, lo que hace suponer que la diligencia ordenada por la juez Ana Ferrer era un registro para incautarse de documentación relacionada con el caso. Toda esta información fue analizada por la juez y el fiscal hasta última hora de la noche.
Sobre las 0.30 de la madrugada, abandonó los juzgados el abogado de la detenida, Luis María Gerez, en un vehículo policial y sin querer hacer ninguna declaración, informa José Reinoso. La juez Ferrer y el fiscal Luzón abandonaron también el edificio de Plaza de Castilla sin hacer comentarios.
La estancia de la esposa de Roldán en la representación chilena dio en la mañana de ayer mayor importancia a la entrega de cartas credenciales al Rey por parte del nuevo embajador chileno, Álvaro Briones, con una expectación inusual en este tipo de actos protocolarios. Briones expresó su sorpresa por la detención de Blanca Rodríguez y comentó que si hubiese sabido que existía una orden de arresto, la Embajada se habría replanteado el hospedaje brindado a la esposa de Roldán.
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