"Haremos reformas, pero sólo para salvar el socialismo"

Carlos Lage es el colaborador más cercano de Fidel Castro y uno de los principales responsables del proceso de apertura económica que se desarrolla en Cuba.

Carlos Lage, medico pediatra de 42 años, es el secretario del Comité Ejecutivo del Consejo de Ministros de Cuba. Este superministro está considerado un político brillante y con futuro; por ello, cuando el presidente cubano dijo en la reciente cumbre de Cartagena de Indias que en la isla había jóvenes bien preparados para relevarle en el mando, muchos pensaron en él. En esta entrevista, la primera concedida a un medio español, Lage define los límites de la reforma económica cubana. Todas las mañanas llega en bicicleta a su despacho, en el Palacio de la Revolución, donde, por ahorro, no se encienden los equipos de aire acondicionado. Su oficina es austera y está situada a pocos metros de la de Castro, con quien despacha diariamente. Según Lage, hoy la situación de Cuba "es extremadamente crítica, semejante a la de un país que acaba de atravesar una guerra".Pregunta. .¿Cuál es el modelo económico que Cuba persigue?

Respuesta. Cuba sigue siendo un Estado de modelo socialista, en el cual la economía planificada juega un papel fundamental. Concebimos que dentro de este modelo, con predominio de la propiedad estatal, exista un espacio importante para desarrollar empresas mixtas y otras formas de asociación con el capital privado. Somos flexibles y estamos dispuestos a introducir los cambios necesarios, pero no para ir hacia el capitalismo, sino para consolidar una economía socialista eficiente.

P. ¿Qué peso puede llegar a tener la iniciativa privada?

R. Nosotros pensamos que la economía del país no se puede desarrollar en base a la iniciativa privada, pues esto implicaría renunciar a la justicia y a la igualdad. Por eso el desarrollo se realiza en base a la economía estatal, y se promueve una apertura a la iniciativa privada y al trabajo individual en determinados sectores. Sabemos que esto traerá desigualdades, pero queremos que esa desigualdad sea dentro de límites aceptables y compatibles con la ideología socialista.

P. ¿Qué medidas adoptará el Gobierno para profundizar el proceso de reformas?

R. En estos momentos se trabaja en el saneamiento de las finanzas internas. Hemos incrementado los precios de productos no esenciales y estudiamos introducir impuestos y eliminar gratuidades relacionadas con espectáculos deportivos, culturales, comedores y otros.

P. ¿Pero no hay un plan estructurado de cómo debe ser la reforma y sus etapas?

R. Trabajamos en medidas estratégicas, como es el impulso al turismo, a la inversión de capital extranjero, el apoyo al trabajo por cuenta propia y transformación de las granjas estatales en cooperativas. Recientemente hemos tomado medidas para corregir el desequilibrio financiero. Los principios son la economía planificada, el predominio de la propiedad estatal, el espacio para la inversión de capital y la necesaria flexibilidad para introducir las reformas que convengan. Un ejemplo es la venta del 49% de las acciones de la telefónica a una empresa mexicana.

P. ¿Cómo piensan estimular la producción y el trabajo para salir de la crisis?

R. A nivel empresarial, se da autonomía a las empresas para que se vinculen directamente con el mercado. Ya muchas tienen autogestión financiera. A nivel individual, lo más importante es que el peso recobre su valor, y paralelamente se ha empezado a dar estímulos en dólares en ciertos sectores importantes para la economía y permitir el autoconsumo a las cooperativas.

P. Muchos economistas piensan que la lentitud de los cambios hará fracasar la reforma.

R. Muchos amigos nos dicen que las reformas deberían ser más rápidas. Pero Occidente recomendó a Europa del Este medidas aceleradas de ajuste económico y hoy no creo que nadie pueda estar orgulloso de lo sucedido. Una diferencia es que Europa del Este quería ir hacia el capitalismo, y nosotros queremos preservar el socialismo.

P. Para que las reformas tengan éxito es necesario que haya también un cambio político.

R. Los problemas que tiene hoy Cuba son económicos, y las soluciones que necesitamos son económicas. Por eso las reformas se hacen dentro de nuestro sistema político y sin asociarlo a una transformación del sistema. Por otro lado, perfeccionar nuestro sistema es posible, pero no mediante elecciones para llegar a un sistema pluripartidista.

P. En la actualidad, cerca de 150 cubanos se hallan refugiados en tres embajadas de La Habana. ¿Es esto una muestra de desesperación de la gente?

R. Las condiciones que se están viviendo en el país son muy duras y es lógico que algunas personas hayan perdido la fe y la capacidad de resistir. y quieran salir de Cuba. Pero ocupar una embajada no es la vía adecuada ni es necesaria, pues Cuba da el permiso de salida a todo el que quiere viajar. Por ello nadie que protagonice incidentes de este tipo podrá salir del país. En este caso concreto, vemos que se trata de una provocación de los enemigos del país, y no descartamos que puedan tener alguna red dentro de Cuba. Nosotros estamos por una solución pacífica del conflicto. La única solución es que estas personas salgan con nuestra garantía de que no se tomarán represalias contra ellas.

P. Se ha dicho que usted es la persona elegida para suceder a Fidel Castro en el poder.

R. Creo que en Cuba hay mucha gente preparada para asumir esa responsabilidad cuando sea necesario. Yo, en lo personal, no creo ser la persona adecuada, y considero que el relevo debe producirse de la forma más natural posible. Además, a diferencia de otras naciones, aquí hay un segundo jefe en la dirección del país, que es Raúl Castro, por lo que el relevo está identificado.